Una buena ilustración de la autonomía

Una buena ilustración de la autonomía

De «Creced» 12/2015

El hermano Alberto Barrera me habló de una congregación en México que quería registrarse en forma independiente con el gobierno. Fueron a una oficina del mismo donde los oficiales querían ayudarles a hacerlo pero no entendían por qué no querían registrarse como parte de “La Iglesia de Cristo” nacional de México la cual tiene sus convenciones y oficiales al nivel nacional. Los hermanos trataron de explicarles el principio de la autonomía en la Biblia (Hechos 14:23; 1 Pedro 5:2, etc.) y que Dios no autorizaba a las congregaciones del primer siglo a unirse a diócesis ni nada al estilo como organizaciones nacionales. (La palabra autónoma significa “facultad de gobernarse a sí mismo.”) Aun así a los oficiales les costó entender el principio hasta que los hermanos les dieron la siguiente ilustración acerca de la familia.

La ilustración

Dios hizo cada familia independiente y autónoma. Dentro de la familia se hacen todas las decisiones pertinentes en cuánto a dónde vivir, cómo conseguir el pan de cada día, como disciplinar a los hijos, etcétera. Aunque los miembros de una familia pueden consultar con otros en cuanto a cómo tomar mejor estas decisiones, a fin de cuentas a ellas les toca tomarlas sin sujetarse al control ajeno.

Al oír la ilustración, los oficiales del gobierno entendieron perfectamente el punto bíblico de los hermanos y aun simpatizaron con ellos. Les ayudaron a registrar su congregación en forma independiente.

Tal como esta ilustración ayudó a los oficiales mexicanos a entender el principio bíblico de la autonomía, espero que también ayude a mis hermanos. La idea de unirse una familia con alguna diócesis o a una organización nacional de familias con su presidente, vicepresidente, etcétera sería absurda ya que la familia, tal como Dios la hizo, es autónoma. Tampoco hay sentido en unirse las congregaciones con alguna diócesis u organización nacional de iglesias con sus presidentes, secretarias y personerías jurídicas al nivel nacional. No solamente no hay sentido en hacerlo, es presuntuoso ya que no hay autoridad bíblica para apoyarlo. Históricamente este tipo de arreglo siempre ha acompañado la apostasía, por ejemplo en el desarrollo de la Iglesia Católica y el de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo. Estemos contentos con el plan sencillo de Dios—que cada congregación, tal como cada familia, sea independiente y autónoma y que no se junte con las diócesis ni con organizaciones regionales o nacionales. No es “anti-ismo.” Es seguir a Cristo.

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