LA OFRENDA DE LA VIUDA (Lucas 21:1-4)

LA OFRENDA DE LA VIUDA (Lucas 21:1-4)

Por Miguel Rosario

Al leer los evangelios y familiarizarnos con la vida de Jesús y sus enseñanzas, encontraremos un caudal de bellas y ricas lecciones que pueden ayudarnos grandemente en nuestra vida cristiana.
Jesús se topó con diferentes tipos de personas a través de su vida terrenal: gente rica, pobres, educadas y de diferentes niveles sociales. Podemos ver también el trato de Jesús para con todos. En el relato de Lucas sobre la viuda, la escritura no dice quién era esta mujer, cuál era su nombre, de qué tribu descendía, solo se nos dice que era una viuda pobre. ¿Cómo Jesús sabía esta mujer era viuda? Sabemos que El tenía todos los atributos divinos de Dios, y por lo tanto sabía todas las cosas. No hay nada que pueda escapar la atención y presencia de Dios.

Dos cosas que vio Jesús

Vio a los ricos que echaban las ofrendas en el arca y también a una mujer viuda muy pobre que echaba su ofrenda (vs. 1,2). Mientras que muchos se fijaban en las cosas superficiales y en la belleza exterior del templo, Dios se está fijando en los corazones de los hombres. Algunos parece que trataron de impresionar a Jesús con la apariencia hermosa del templo y así desviar la atención de cosas que eran de mayor valor e importancia. Jesús vio la diferencia entre la ofrenda de los ricos y la vida. ¿Qué es de gran estima y grande para Dios? Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado, «al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios» (Salmos 51:17).

Jesús la exaltó

Echó más que todos, aunque era poco comparado con los ricos, pero era todo lo que tenía. Aunque esta viuda era pobre materialmente, fue rica para con Dios. Aunque no tenía alta educación, una vida triste tal vez y de poca importancia para la sociedad, tenía algo de mucho más valor que el dinero y las cosas perecederas de esta vida. ¡Tenía fe! Por lo tanto, confiaba en que Dios no la iba a olvidar. Tenía esperanza por lo cual no dudo en ningún momento deshacerse de sus dos únicas monedas. Estaba haciendo tesoros en el cielo donde estaba puesta su esperanza (Mateo 6:19-21). Estaba haciendo depósitos para aquel día (2 Timoteo 1:12), aunque llevaba una vida dura y difícil, tenía riquezas espirituales de gozo y de esperanza.

¿En qué consiste la grandeza?

Consiste sencillamente en tener la fe y la esperanza en Dios y demostrarlo con hechos como hizo la viuda. Jesús no pasó por alto la obra de esta pobre viuda, la reconoció allí ante los demás.
¿Qué para Dios es grande y de grande estima? (a) Que le conozcamos, que pongamos la fe y esperanza en El, no en las riquezas, ni el conocimiento de este mundo, sino en las riquezas de la vida eterna, como hizo la viuda (Jeremías 9:23-24), (b) el sacrificio que hagamos por la causa del Señor a pesar de las dificultades que puedan venir a nuestra vida.
¿Qué aprendemos de esta enseñanza de Jesús?
(1) Que Dios se fija en todo, no pasa por alto lo que hagamos por Su causa.
(2) Que todo esfuerzo y sacrificio no es en vano, porque Dios lo tiene registrado (1 Corintios 15:58).
¿Dónde está su fe y esperanza? ¿En el dinero y las cosas de esta vida? o, ¿en el cielo como la viuda? Aprendamos de ella. Imitémosla.

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