«EN EL MUNDO TENDRÉIS AFLICCIÓN» (Juan 16:33)

«EN EL MUNDO TENDRÉIS AFLICCIÓN» (Juan 16:33)

¡Seguir a Cristo cuesta!

Algunos presentan el evangelio como una panacea, una solución a todos los males y problemas de esta vida. Otros los adornan con sabiduría humana y otros atractivos para atraer así a la gente como si el evangelio se pudiera envolver en papel de regalo. Pero si se estudia con cuidado el evangelio nos damos cuenta que no es así.

En su ministerio terrenal Jesús preparó y anticipó a sus discípulos de los problemas que vendrían cuando ellos quedaran responsables de llevar la predicación y enseñanza del mismo (Juan 15:20; 16:1-4). Tendrían aflicciones, pruebas, persecuciones y aun pagarían con sus vidas (Hechos 12:1,2). «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios». (Hechos 14:22)

Aunque algunos vinieron a Jesús para que les ayudara con los problemas materiales, el no se envolvió en asuntos terrenales (Lucas 12:13,14), ni tampoco prometió soluciones fáciles porque esa no era su misión. Aún más, nos advierte a los cristianos de los problemas que podemos esperar en la carrera cristiana (Mateo 10:34-36). En otras palabras, que no pensemos que el camino al cielo es un camino de rosas, sino que habrían muchas dificultades en el (Mateo 7:14) porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan. Entonces es de esperarse que pruebas, tribulaciones y dificultades de diferente forma son parte de la vida cristiana. «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese» (1ra Pedro 4:17).

¿CUAL ES EL PROPÓSITO DEL EVANGELIO Y LA IGLESIA?

Es cultivar el alma hacia Cristo. No existe para solucionar los problemas de hambre en el mundo, o para corregir desigualdades sociales de esta vida, ni cambiar sistemas políticos. Los judíos creyeron que Jesús venía para libertarlos del yugo romano, pero sufrieron una gran decepción cuando Jesús les explicó cual era su misión (Juan 6).

En vez de buscar una vida fácil o soluciones políticas o sociales en Jesús, debemos enfocarnos en las verdaderas bendiciones que el nos promete:
* Descanso para el alma (Mateo 11:28-30)
* Moradas eternas en los cielos (Juan 14:2)
* Resurrección y vida eterna (Juan 11:25,26)
* Una herencia en los cielos (1ra Pedro 1:4)
* Vida en abundancia (Juan 10:10)
*Seguridad, confianza y refugio en un mundo incierto (Efes. 3:12)
* Paz, gozo y los frutos del espíritu (Gal. 5:22,23)

Todas estas cosas son bendiciones con promesas que Cristo nos ofrece.

El apóstol Pablo, uno de los cristianos que más sufrió por causa del evangelio (Hech. 9:16) nos dice que nos gocemos en la esperanza. ¿Cuál esperanza? Pablo tiene en mente la esperanza de vida eterna en los cielos (Ira Pedro 1:3,4), pero en medio de esa esperanza habrán aflicciones (Romanos 12:12).

Las promesas, el gozo y la esperanza que Jesús ofrece es de mayor valor que nada en esta vida, y ¡las aflicciones temporeras de esta vida no son nada comparable con las glorias que vendrán! (Romanos 8:18)

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