«SE DESANIMÓ EL PUEBLO»

«SE DESANIMÓ EL PUEBLO»

El desánimo fue algo que llevó a los israelitas al pecado por perder el enfoque y la confianza que los iba dirigiendo hacia la tierra de promesa. Los israelitas habían olvidado en corto tiempo que Dios los liberó de esclavitud, olvidaron las grandes maravillas y prodigios que hizo Dios ante sus ojos y como Dios los sostuvo en el desierto. Por su ingratitud y desconfianza sufrieron el castigo y quedaron postrados en el desierto por cuarenta años sin lograr la tierra de promesa que les esperaba.
Podemos quedarnos también nosotros si no aprendemos de sus ejemplos. «Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las escrituras tengamos esperanza» (Romanos 15:4). 1 Corintios 10:5,6 dice, «pero de los demás de ellos no se agradó Dios, por lo cual quedaron postrados en el desierto.»

¿COMO LUCHAR CON EL DESÁNIMO?

(1) Saber lo que nos puede traer el desánimo. El desánimo viene cuando dudamos de Dios o perdemos la confianza en El. Así pasó con Elías. Después de haber tenido manifestación del poder de Dios y destruido a los falsos maestros, salió huyendo a esconderse de Jezabel (1 Reyes 19:3,4). Perdió el enfoque de la fuente de su poder, subestimando el poder de Dios. Se creyó único y auto suficiente.
(2) Recordar lo que Dios ha hecho. «Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.» (Isaías 40:31)
«Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; Estaremos alegres.» (Salmos 126:3)
Desgraciadamente el pueblo de Israel falló en ver las grandes cosas que El hizo por ellos, y más aun las grandes bendiciones que les esperaban en la tierra de promesa. Los que tienen a Dios en poco y dudan de El, confían en sus propias fuerzas, poder y riquezas como hizo Nabucodonosor, pero el resultado fue humillante (Daniel 4:30,31).
Pero el hombre de fe sabe que toda dádiva y don perfecto viene de la mano de Dios (Sant. 1:17). Nos dio vida cuando estábamos muertos en delitos y pecado (Ef. 2:1). Nos trasladó de las tinieblas al reino de su amado hijo (Col. 1:13,14). Nos dio a su Hijo en sacrificio por nuestros pecados (Juan 3:16).
(3) Reconocer lo que Dios está haciendo. «Nunca leísteis en las escrituras, la piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos.» (Mateo 21:42)
Jesús apela al intelecto de los líderes de Israel, del porque estaban maravillados cuando esto debía ser conocido por ellos. El que estaba delante de ellos era piedra principal de su salvación, lo más grande ha venido al mundo, la obra redentora de Cristo.
Necesitamos recordar eso siempre para no perder el ánimo ni la esperanza. ¿Acaso es poco eso? ¿La vida eterna? Jesús dijo muchas veces, «Yo soy,» pero ellos no creyeron en la obra que estaba haciendo para su bien. Dios está en función y en control de todo. El está trabajando en la vida de aquellos que se dejan guiar por El y confían en Sus promesas. Debemos de estar conscientes de su poder y su presencia. Los cristianos no debemos de estar auto satisfechos y despreocupados en Su trabajo. Podemos mantener el desánimo a distancia con solo pensar en lo que Dios está haciendo en el presente. Una actitud positiva nos ayudará a ver lo bueno y a esperar lo mejor. «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo regocijaos.» (Fil. 4:4).
Después de haber sido azotados y encarcelados, Pablo y Silas al ser libertados regresaron a casa de Lidia para consolar y dar ánimo a los hermanos (Hechos 16:40). ¡Qué ánimo! ¡Qué buena disposición! ¿Por qué? Porque reconocieron lo que Dios estaba haciendo, porque tenían una esperanza gloriosa. Su enfoque estaba en el cielo. Su mirada estaba en las cosas celestiales por lo cual no había lugar para el desánimo.
Dios está ocupado en el manejo del universo y todo lo que concierne a nuestra salvación. ¿Y nosotros vamos a cruzar los brazos?
(4) Regocijaos por lo que Dios hará. «Tierra no temas, alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas.» (Joel 2:21)
Debemos enfrentarnos al futuro con una actitud positiva de fe. Dios ha prometido ayudarnos en tiempos de necesidad y también darnos fuerzas y valor en los días venideros (Hebreos 13:5,6; Salmos 37:28). Se nos ha prometido la eternidad con el Señor. El ha preparado cosas maravillosas y excelentes para aquellos que confían en El. «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos y no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor porque las primeras cosas pasaron.» (Apoc. 21:4) «Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.» (2 Pedro 3:13)
Con solo pensar en las promesas y lo que Dios hará es suficiente para no estar desanimados. Pablo dijo en otra ocasión, «gozosos en la esperanza.» (Rom. 12:12) ¿Cuál es su esperanza? ¿Qué espera usted?

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