“Trabajo a reglamento”
Un artículo escrito por mi padre cuando vivía en Inglaterra
De «Creced» 12/2015
El término “trabajo a reglamento” (conocido en algunos países como “huelga pasiva”) es conocido por la mayor parte de los ingleses y se refiere a trabajar lo mínimo posible conforme a ciertas reglas predefinidas para dado puesto. Así el obrero en la “huelga pasiva” se niega a trabajar los fines de semana, horas extras y ni ayudar a otros en el trabajo. No hará ningún esfuerzo para recuperar el tiempo después de alguna descompostura o atraso. Se niega a usar alguna nueva máquina o algún nuevo sistema diseñado para aumentar la eficiencia. Los líderes sindicales emplean este tipo de huelga pasiva como una alternativa a una huelga activa porque se dan cuenta de su efecto paralizante.
Lamentablemente, algo parecido al “trabajo a reglamento” o huelga pasiva es común en algunas iglesias. Muchos elaboran lo que a ellos les parece ser una buena lista de requerimientos mínimos para evitar el infierno y viven conforme a ella. Normalmente esta lista de requerimientos mínimos incluye el asistir las reuniones de la iglesia el domingo, dar algo a la colecta de la iglesia y quizás el decir una breve oración antes de acostarse. Si todos en alguna congregación fueran gente de “trabajo a reglamento,” la iglesia no sería más eficaz que alguna industria afectada por este tipo de huelga.
El Señor jamás ha dado requerimientos mínimos para el reino. Solamente habla de compromiso total, de buscar primeramente el reino de Dios y de dar nuestros cuerpos como sacrificio vivo.
La iglesia en Éfeso, antes una congregación llena de celo para el Señor, dejó su primer amor y se calmó para trabajar a reglamento. Los miembros mantuvieron un programa mínimo de trabajo y quedaron sanos en su enseñanza. Pero el Señor les dijo, “Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes. (Apoc. 2:5)
Nos preguntamos cuántas congregaciones hayan tenido sus candelabros quitados por Dios y cuántos cristianos hayan tenido sus nombres borrados del libro de la vida, no porque participaron en alguna huelga abierta en cuanto a lo espiritual, sino que han trabajado a algún reglamento que han inventado en sus mentes.
Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. (1 Cor. 15:58) Por Sewell Hall