LA CONTROVERSIA
«Muchas veces la verdad sufre más del calor de sus defensores que de los razonamientos de sus enemigos.»
Es correcto y sano estudiar asuntos controversiales, pero es un error obsesionarse con la controversia. Cuando llegamos a amar la polémica porque nos gusta «pelear», cuando nos obsesionamos con disputas y cuando deseamos ganar argumentos para lograr alguna clase de triunfo personal, ya hemos dejado lo que es bueno y entrado en el error.
Aunque como soldados de Cristo tenemos que meternos de vez en cuando en las polémicas espirituales, a la vez tenemos que evitar la embriaguez de la controversia y el tener un «interés morboso en discusiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas» (I Timoteo 6:4). «Evita las palabrerías vacías y vanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad» (II Tim. 2:16).
Guillermo Penn dijo, «Muchas veces la verdad sufre más del calor de sus defensores que de los razonamientos de sus enemigos». Por Warren E. Berkley, Preceptor