¿Todo lo que pasa tiene su propósito?
De Creced – 12/2017 1/2018
Después de alguna tragedia, a veces alguna persona con buenas intenciones dice, “Todo lo que pasa tiene su propósito.” ¿Así es el caso? Si el que hace el comentario cree en la Biblia, ¿quiere decir que Dios es la causa directa detrás de todas las cosas malas que suceden? Si así es el caso, entonces tal persona está equivocado. De hecho, una de las peores cosas que usted puede decir a alguien que lamente debido a la pérdida de alguna posesión, de la salud y de algún amado es — “todo lo que pasa tiene su propósito.”
A veces las cosas suceden sencillamente porque suceden y no porque Dios tuviera algún plan o algún propósito detrás del evento trágico. No tiene que haber una causa divina inmediata detrás de cada evento.
El libre albedrío
Dios no causó ni fue agradado cuando el islamista Syewd Farook y su esposa mataron a 16 obreros sociales en San Bernadino, California el 2 de diciembre de 2015. Por supuesto, aquel evento terrible no frustró el propósito de Dios (Sal. 2:1-4) y quizás hay formas misteriosas que Dios pudo haber usado aquel evento para lograr el bien (Rom. 8:28), pero Dios no planificó ni llevó a cabo aquel evento. (Se puede decir lo mismo con respecto a los asesinos en masa en los últimos meses como el de Las Vegas, Nevada y en la iglesia bautista en Texas.)
Pero, ¿por qué Dios no detuvo aquel tiroteo masivo y por qué no detiene todo asesinato en masa? Lo hace por la misma razón que no detiene a uno que hace trampa en sus impuestos, a uno que envía mensajes de texto al conducir su auto, a uno que vive en forma inmoral, a uno que engaña a su esposa o a uno que ignora a su prójimo necesitado. El libre albedrío, que es la capacidad para elegir (a veces para elegir lo catastrófico) es una parte esencial de lo que significa ser humano. Thomas B. Warren escribe, “Una vez que el hombre ha sido creado, no es el caso que Dios podría permitir ni prevenir el pecado del hombre sin cambiar su naturaleza de tal forma que ya no sería hombre.”
El calvinismo
Hay una forma de pensar en la “cristiandad” que se llama calvinismo, la cual se equivoca rotundamente en este asunto. Muchos calvinistas no pueden comprender que Dios no causa todo lo que pasa en forma directa. El 17 de septiembre del 2001, seis días después del ataque de los terroristas en las torres gemelas en Nueva York, John Piper dijo audazmente que Dios “podría” estar detrás de esas acciones y que “lo haría.” Según el Sr. Piper y todos los demás calvinistas firmes, todo lo que pasa tiene su razón y aquella razón es Dios. Piper reiteró, “Es lo que la Biblia enseña. Dios hace todas las cosas según el designio de su voluntad’” (Ef. 1:11) ¡Qué pensamiento más escalofriante — que Dios está detrás de cada tragedia! Es un abuso desastroso del contexto de las palabras de Pablo en Efesios 1:11. Debemos notar que Pablo no dijo, “Dios hace todas las cosas – punto” sino que Dios ha hecho todo (“todas las cosas”) para llevar a cabo su plan para redimir a la raza humana y establecer su iglesia por medio de su Hijo, Jesús. El hecho de que Jesús nos redimió y estableció su iglesia es el contexto de Efesios 1 y no que Dios planificara cada evento de forma individual, inclusive los eventos trágicos.
Cuando un padre o un hermano está lamentando la muerte de un hijo, a veces un amigo con buenas intenciones le dice algo como, “Dios necesitaba otro ángel en el cielo.” Esta declaración horrorosa no solamente refleja una profunda ignorancia de la Biblia (los hombres no llegan a ser ángeles [Heb. 2:7]), pero también deja la impresión espantosa que Dios es la causa directa detrás de la muerte del niño. Gracias a Dios que él no necesita más ángeles.
A veces las cosas pasan sencillamente porque pasan. Dios le ha dado el libre albedrío al hombre y a veces los hombres eligen mal y hay consecuencias trágicas, las cuales afectan a gente inocente. Dios tiene un plan para la gente, el cual va más allá de este mundo temporal. Pero la idea de que Dios ordena en forma directa e individual cada instante de dolor y sufrimiento en este mundo no es bíblica. (Por Ben Giselbach, traducido)