UN PRIMO CERCANO AL EVANGELIO SOCIAL
Hace años que escucho advertencias sobre “el evangelio social.” Este término describe un movimiento entre las iglesias protestantes progresistas que comenzó a fines del siglo XIX, que enfatizó la erradicación de la pobreza, del alcoholismo y de otros males sociales. Aunque sus objetivos hoy en día a veces se superponen con los del evangelio de Cristo (por ejemplo, la preocupación por los pobres, el antirracismo, etc.), sus tácticas y enfoque son completamente diferentes. Tiende a centrarse en el cambio de las leyes, mientras que el evangelio de Cristo enfatiza el cambio del corazón. El evangelio social es principalmente horizontal, concentrándose casi exclusivamente en las relaciones humanas. El Evangelio de Cristo es principalmente vertical – se centra en una relación con Dios, que a su vez mejora las relaciones horizontales. El evangelio social se concentra en el aquí y ahora. El evangelio de Cristo se centra en la eternidad, que a su vez proporciona beneficios en el aquí y ahora.
Un primo cercano del evangelio social es “el evangelio de la política.” Puede haber áreas en las que el evangelio de la política a veces se superpone al evangelio de Cristo, por ejemplo, la lucha en contra del aborto. Sin embargo, las diferencias de énfasis entre el evangelio de la política y el evangelio de Cristo son prácticamente idénticas a las del evangelio social y el verdadero evangelio: cambiando leyes versus cambiando corazones, preocupaciones socioeconómicas versus espirituales, lo de aquí y ahora versus lo eterno.
Así como el evangelio social ha dominado el protestantismo progresista y ha afectado a las conocidas iglesias «progresistas» de Cristo, el evangelio político casi se ha apoderado del evangelicalismo conservador en los Estados Unidos y eso, a su vez, ha afectado a varias iglesias de Cristo que algunos tildan de «conservadoras.» Los artículos, sermones y oraciones pueden llenarse cada vez más de palabras y frases políticas a medida que se acercan las elecciones. El efecto general es una distracción del énfasis espiritual del evangelio.
Así como quienes promueven el evangelio social señalan las áreas que se superponen con el evangelio de Cristo para justificar su cambio de enfoque, también lo hacen los del evangelio político. Pero las áreas de preocupación que se superponen (el racismo, el aborto, etc.) no justifican el cambio de táctica y enfoque. El enfoque en el Reino de Cristo siempre será en el Rey y la eternidad, mientras que el énfasis principal de los evangelios sociales y políticos siempre será lo de aquí y de ahora.
La solución al canto de sirena tanto del evangelio social como del evangelio de la política es un reenfoque en el Reino de Dios, sus tácticas y el énfasis revelados por Cristo y practicados por aquellos que siguieron a sus apóstoles inspirados en el primer siglo.