¿COMUNIÓN CON HERMANOS QUE NO ESTÁN DE ACUERDO CON NOSOTROS?
¿Debemos tener comunión con hermanos que no están de acuerdo con nosotros? Es una pregunta que se oye a menudo y la respuesta, como suele ser el caso muchas veces, es que depende. Depende del tipo de diferencia, del tipo de “comunión” que uno tiene en mente y de la actitud de todos los involucrados. Hay algunas preguntas con bases bíblicas que pueden ayudarnos.
- ¿Los individuos con quienes pienso tener tratos aceptan las verdades fundamentales de Cristo y de cómo recibir su gracia? Si no aceptan que Cristo es el Hijo de Dios, con los mismos atributos que su Padre, no puedo tener tratos espirituales con ellos como si todo estuviera bien (2 Juan 9-11). Si no enseñan que es necesario arrepentirse y bautizarse para perdón de pecados no puedo compartir espiritualmente con ellos porque los perdidos que llegan a nosotros van a recibir instrucciones contradictorias con respecto a cómo recibir la gracia de Dios.
- ¿Las diferencias tratan de asuntos de aplicación personal? 2 Corintios 8,9 y Romanos 14 enseñan que tengamos paciencia los unos con los otros cuando hay diferencias acerca de asuntos de aplicación personal, como la comida, el vino, las fiestas, etcétera. Así hermanos han tenido comunión hace muchos años a pesar de diferencias con respecto a la participación en las guerras, la cubierta de 1 Corintios 11, el ir al cine, etcétera. Son asuntos de aplicación personal y las diferencias acerca de ellos no tienen que dividir iglesias si hay buenas actitudes de parte de todos.
- ¿Los hermanos equivocados están abiertos para escuchar otras perspectivas? Jesús pasó tres años tratando de enseñar a los discípulos que tenían un montón de conceptos erróneos. Pero, estaban dispuestos a escuchar, y por tanto, Jesús seguía enseñándoles con mucha paciencia.
En mi experiencia a través de los años, por lo general, los hermanos que promueven prácticas humanas no son nada receptivos a la enseñanza que contradiga dichas prácticas. Rápidamente nos tildan de fanáticos, de anti o lo que sea y son ellos los que cortan la comunión con nosotros. Pero si están dispuestos a escuchar y a intercambiar ideas con respecto a varias aplicaciones, imitemos a Jesús y sigamos comunicándonos con ellos, siempre con cuidado de no practicar algo que viole nuestra consciencia (Judas 22,23).