Pedir autoridad &Mac173; condenar

Pedir autoridad &Mac173; condenar

De «Creced» 8/2016

Hace poco leí un breve anuncio en Facebook donde un hermano pidió la autoridad bíblica por prácticas como la música instrumental en la reunión de los santos como la descrita en 1 Corintios 14. También lamentó que este tipo de pregunta ya no se ve con agrado. Otro respetado hermano respondió con frustración que aquellos que hablan así deben dejar de “condenar” a otros.

¿Qué es la condenación?

La primera definición de condenar es “pronunciar el juez sentencia…” (Diccionario de la lengua española de la RAE). En este sentido es malo condenar a otros porque no somos el juez del destino final de nadie sino hay uno solo, Dios (Santiago 4:12).

Es verdad que hay hermanos a quiénes les gusta pronunciar sentencia. Es blasfemia porque al pronunciar sentencia, están tomando un derecho que pertenece solamente a Dios y no al hombre. No ayudan a la verdad que afirman apoyar. A veces tratan de justificarse en su blasfemia al afirmar que todos los que no están de acuerdo con ellos van al infierno porque no obedecen a Dios. No toman en cuenta la misericordia de Dios y el hecho de que los apóstoles fueron llamados obedientes a pesar de muchos defectos que tenían (Juan 17:6). Los primeros discípulos de Jesús tenían un espíritu de obediencia aunque obedecieron imperfectamente y así va a ser el caso con sus discípulos hoy en día.

Pero, el hecho de que algunos son demasiado ásperos al cuestionar las prácticas de otros no significa que es malo hacerlo. Las malas actitudes de algunos no significan que es malo…
* … preguntar si una práctica es del cielo o de los hombres (Lucas 20:4)
* … si algo está hecho “en el nombre del Señor Jesús” o no. (Colosenses 3:17)
* … si algo está dentro o fuera de la doctrina de Cristo (2 Juan 9).

¿Es “condenar” hacer este tipo de pregunta a los grupos religiosos?

Algunos hermanos que no quieren que se haga este tipo de pregunta entre hermanos no tienen problemas al hacerlo con otros.

* Preguntan con razón al “evangélico,” “¿Dónde está la autoridad bíblica para decir a la gente que se salve al repetir una oración?”
* Preguntan con razón al católico, “¿Dónde está la autoridad bíblica para el agua bendita, la misa, la confesión a los sacerdotes, etc.?”
* Preguntan con razón al pentecostal, “¿Dónde está la autoridad para que las mujeres sean pastoras, para tener a la práctica del diezmo en el Nuevo Testamento, etcétera?

Sin embargo, se ofenden cuando se les pregunta por la autoridad que apoya la música instrumental en la adoración u otras prácticas que están llegando a estar de moda en algunas congregaciones de Cristo.

Consecuencias de dejar de hacer este tipo de pregunta

Cuando se deja de buscar autoridad apostólica de las escrituras para nuestras prácticas, la apostasía está a la vuelta de la esquina.

* Dejaron de pedir autoridad apostólica y nombraron obispos regionales, arzobispos y por fin el papa.
* Dejaron de pedir autoridad apostólica y comenzaron a venerar las imágenes y a los santos.
* Dejaron de pedir autoridad apostólica y formaron concilios para hacer leyes para las iglesias.
El dejar de pedir autoridad apostólica en el Nuevo Testamento hoy en día nos lleva al mismo tipo de resultado. (La palabra “apostólica” significa “de los apóstoles” ya que ellos eran voceros de Jesucristo.)
Hoy en día

Cuando cristianos fieles piden autoridad para tener concilios nacionales “Iglesia de Cristo,” “presidentes nacionales de la “Iglesia de Cristo,” la adoración al estilo del espectáculo y cosas parecidas, no estamos condenando al infierno a los que no están de acuerdo con nosotros. Al contrario, reconozco que muchos que apoyan algunas de estas prácticas me ganan en otros aspectos de la fe. Pero sí, quiero ayudarles a ver que aquellas prácticas a lo largo llevan a los fieles al sectarismo y a la apostasía.

Entonces, hablemos la verdad con amor y con humildad. Los que la hablan con arrogancia y con un sentido de superioridad no ayudan a la verdad que piensan apoyar. Pero a pesar del los excesos de algunos, jamás dejemos de pedir autoridad bíblica por lo que ofrecemos a Dios. No nos ofendamos cuando otros pidan autoridad bíblica por nuestras prácticas sino que presentemos defensa con amor y firmeza. Es el camino de los verdaderos seguidores de Cristo.

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