LAS PROMESAS DE DIOS (2 Pedro 3:10)

LAS PROMESAS DE DIOS (2 Pedro 3:10)

En mi primer viaje de predicación a Phoenix, Arizona, quedé con el deseo de ver un cráter de poco más de un kilómetro de ancho, conocido con el nombre «Cráter de Barringer.» Se produjo hace muchos años cuando un meteoro del tamaño de un vagón del tren impactó aquel lugar lanzando millones de toneladas de roca al aire.
Al ver los cielos abiertos, la abierta expansión como es llamada en Génesis 1:20, ¿qué tanto conocemos de ellos? ¡Quizás muy poco! Aquí vamos a concentrarnos en lo conocido:
(I) La Tierra. El sábado 16 de Julio de 1994, uno de los planetas, Júpiter, fue impactado por una serie de meteoros, uno de ellos, dejó un diámetro del tamaño de la tierra. Dice él que estaba dando la noticia, si ese choque hubiese sido contra la tierra… Era algo sucediendo a 370,700,000 millas de distancia.
Cuando veamos que muchas cosas tristes están pasando, pensemos, este mundo no es eterno.
(A) El mismo Señor habla de cosas que sucederán, «Los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor y la tierra y las obras que en ella hay, serán quemadas.» (2 Pedro 3:12)
Lo que veo es la tierra envuelta en llamas. Algo triste va a suceder al planeta. Algunos afirman los cielos y la tierra serán para siempre. Científicamente el planeta está deteriorándose, la materia está decayendo, el mundo comenzó un día y un día habrá de terminar. Todo lo que es materia va a un fin (Hebreos 12:25-27). Isaías dice, «la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores.» (Isaías 51:6).
(B) ¿Qué es la actitud de la gente? burla (2 Pedro 3:3-9). Dice Pedro, «cielos nuevos y tierra nueva.» Es nuestra herencia (1 Pedro 1:4) y nuestra esperanza (Col. 1:4,5).
(II) Mientras llega el cumplimiento de estas cosas, ¿qué vamos a hacer los cristianos? 2 Pedro 3:14 nos dice…
(A) Ser diligentes. Debemos ser diligentes a fin de asegurar las promesas de Dios.
(B) Ser hallados sin mancha. Los cristianos debemos estar sin ninguna mancha para cuando el Señor venga. Cuando el Señor nos llamó, nos lavó, apartó y santificó. Somos santos y debemos mantenernos así. El viene por un pueblo santo (Efesios 5:25).
(C) Ser irreprensibles, sin defectos (Filipenses 2:13-15).
(D) Ser hallados en Paz.
¿Cuántos de los lectores quisieran estar en un lugar mejor? ¡Jesús lo promete! (Escribe Luis Dario Segovia)

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