LA HISTORIA DE JOHN LIST

LA HISTORIA DE JOHN LIST

De «Creced» agosto, septiembre 2010

John List era un hombre “evangélico” que parecía tener una vida feliz con su familia en Westfield, New Jersey. Ganaba un buen salario como contador. Lo que nadie sabía era que él se frustraba mucho al no poder controlar a su familia, especialmente a su hija, Patty. Se puso tan desesperado que decidió matar no solamente a sus tres hijos sino también a su madre y esposa, planeando los homicidios muy cuidadosamente. Anunció a todos que iban a estar en Carolina del Norte por unas semanas. Entonces el 9 de noviembre de 1971 mató a su esposa y madre cuando los niños estaban en la escuela y luego mató a sus hijos uno por uno al volver ellos de la escuela y otras actividades. Entonces fue al aeropuerto y tomó un vuelo a Colorado sin que nadie se diera cuenta de lo que había pasado. Pasó un mes antes que las autoridades descubrieran los cuerpos de su familia ya que todos pensaban que estaban de vacaciones. Trataron de encontrar a John List, pero había desaparecido.

John List fue a Colorado donde comenzó a llamarse “Bob Clark,” se junto con una iglesia, se casó otra vez y llegó a ser muy respetado, siendo voluntario para varios servicios comunitarios. Luego se mudó con su esposa a Virginia donde también era muy respetado en la comunidad como “Bob Clark.”
En el año 1989, presentaron un documental en la televisión de los Estados Unidos acerca de los homicidios de John List. Al verlo, una Señora en Virginia reconoció su foto y se dio cuenta que su vecino no era el respetado Bob Clark, sino John List el homicida. Llamó a las autoridades las cuales aprendieron a List quién fue condenado a pasar el resto de la vida encarcelado. Murió en el año 2008.

Aplicaciones

John List vivía una vida muy apacible y admirable aparte de una sola acción la cual le afectó el resto de su vida. Esta acción de matar a su familia le hizo ser conocido al mundo no tanto como contador, evangélico, padre de familia, etc. sino como homicida. Todas las buenas obras que él hizo después del acto horroroso no borraron lo que en verdad era, un homicida, ni quitaron la necesidad de sufrir las consecuencias por sus acciones – ser condenado a la cárcel por el resto de la vida.

Muchos no piensan necesitar a Jesucristo porque son buenas personas conforme a los estándares del mundo. Como Juan List después de su acto criminal, son respetuosos, pagan impuestos y no maltratan a nadie. Pero si son adultos, ¡han pecado! Han sido egoístas, han perdido el dominio propio, han sido ingratos para con su familia y para con Dios. Las buenas obras que hayan hecho para servir a su familia o a la comunidad no borran el hecho que han violado la ley del Creador del universo y han sido ingratos hacia El. Aunque se identifiquen primeramente como padres, madres, estudiantes, obreros, oficiales o lo que sea, espiritualmente una sola palabra describe lo que son – ¡pecadores!

Pero las buenas nuevas que vienen de Jesucristo son que El perdona a todos los pecados de los que le buscan (Hebreos 5:9). Sin embargo, para aceptar este perdón tenemos que arrepentirnos, reconociendo nuestros pecados de ingratitud y egoísmo. Entonces tenemos que ser bautizados en Cristo para perdón de los pecados (Hechos 2:38). Tal como las buenas obras de John List no borraron su maldad, nuestras buenas obras no borran nuestros pecados. La única solución es reconocer nuestros pecados y dejarnos ser limpiados en la sangre de Jesús (Tito 3:3-5).

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