La Biblia y la depresión

De Creced 8/2011

¿Usted ha sufrido alguna vez de los siguientes síntomas?

* Sentimiento continuo de tristeza, ansiedad y vacío (lloroso, irritable, y a veces hostil hacia otros sin haber razón)

* Sentimientos de desesperanza, pesimismo, y tendencia a enfocarse en aspectos negativos o desagradables de la vida (pérdidas personales, fracasos, decepciones), con exclusión de todo lo demás (no piensa en aspectos buenos o positivos).

* Insomnio, despertarse a cada momento, levantarse muy temprano, o dormir demasiado. Dificultad para concentrarse.

* Egocentrismo. Todas las cosas son vistas por cómo se relacionan con uno mismo.

* Deseo fuerte de apartarse (se vuelve retraídos, sin entusiasmo, no disfrutan de las actividades que antes si disfrutaba).

* Deseo fuerte de escapar de la realidad (comiendo, compras, drogas, alcohol, fiestas, pasar mucho tiempo en recreación).

* Dolores (de cabeza, digestivos, musculares) y cambios físicos (subidas o bajadas de peso), disminución de la energía.

*Pensamientos malos como querer morirse (“no haber nacido”), o quitarse la vida.

Son síntomas de la depresión. Todos sentimos algunas de ellas durante etapas de la vida (la depresión a corto plazo) pero algunos viven continuamente con ella (la depresión crónica) ¿Cuáles son algunos principios espirituales que pueden ayudarnos a hacer frente a la depresión?

¿Es pecado estar deprimido?

No necesariamente. Grandes hombres de Dios sufrieron síntomas de la depresión: Elías (1 Reyes 19:5-8), Job, Jeremías (15:15-18-21; 16:19-21; 20:14), David (Salmo 142:1-4; 32:4; 51:8; 57:1). Aun Jesús sentía “muy triste, hasta la muerte” (Mateo 26:38).

La depresión es natural en ciertas circunstancias, por ejemplo, al enfrentar la muerte, al sufrir la enfermedad y en otras crisis de la vida. En tales circunstancias, de nada sirve tratar de “ayudar” al deprimido con el regaño o la crítica, tal como hicieron los amigos de Job. La clave es seguir los principios bíblicos como los señalados abajo para que nuestra depresión o la de nuestros seres queridos sea de corto plazo y que no llegue a ser algo crónico.

Pero muchas veces la depresión viene por el pecado: por ejemplo, el egoísmo, la carnalidad, el enojo escondido o el negar perdonar a otros. Esta depresión espiritual se trata solamente con la medicina espiritual de la palabra de Dios.

Principios bíblicos que pueden ayudarnos al sufrir cualquier tipo de depresión

* La oración –(Santiago 5:13;) La oración continua es quizás la mejor medicina para la depresión, pero muchas veces es olvidada. (Salmo 57:1-8; 119:28; 1 Ped. 5:7)!

* Meditar en nuestras bendiciones – En vez de pensar continuamente en problemas, conviene leer textos como Efesios capítulos 1-3, Colosenses 1,2, el libro de Filipenses y otros textos que hablan de las grandes bendiciones que Dios tiene para su pueblo y la gran esperanza del cielo. Todos somos grandemente bendecidos y el detenernos para pensar en este hecho es una gran ayuda frente a la depresión.

Cuando combatido por la adversidad, crees ya perdida tu felicidad. Mira lo que el cielo para ti guardó cuenta las riquezas que el Señor te dio.

* Dedicarse a servir a otros –Muchas veces el egocentrismo acompaña la depresión, “ay de mi que sufro tanto.” Pero al enredarnos tanto en nosotros mismos y en nuestros problemas no estamos siendo amorosos.

Cuando Elías sufría la depresión en 1 Reyes 19, Dios le hizo recordar de las responsabilidades espirituales que tenía (versículos 15-18). Así cuando nos encerramos en depresión, es esencial forzarnos a salir a visitar a los enfermos, a orar con los ancianos y a leer la Biblia con los inválidos. Es una de las mejores medicinas.

* Estar con personas positivas (1 Cor 15:33). Busque apoyo en cristianos fieles (Prov 12:25; Gal 6:1-2; Sant 5:13-20).

La medicina para la depresión espiritual

Es la confesión y el arrepentimiento. Antes de confesar su pecado, “se envejecieron” los huesos de David. “Se volvió mi verdor en sequedades del verano.” (Salmo 32:4). Son síntomas clásicos de la depresión espiritual.

En particular se nota este tipo de depresión cuando nos insistimos en guardar rencor en contra de otros, quizás los padres, cónyuges o hijos que nos hayan tratado mal. Pensamos continuamente en las injusticias sufridas a manos de ellos y nos tenemos a nosotros mismos por víctimas. La solución es dejarles a ellos en manos de Dios y amarles de todos modos, confesando nuestro pecado de rencor. Con la confesión y los frutos del arrepentimiento viene el alivio (Salmo 32:1,5,11).

La depresión es una parte de la vida, pero no debe ser algo que la defina, alejándonos del gozo del Señor. Al poner en práctica los principios bíblicos, podemos controlarla.

(Mucho material en este artículo fue compilado por Carlos Bello quién ha elaborado un excelente estudio profundo sobre el tema. Se encuentra más material del hermano Bello en su portal, http://carlosrbello.wordpress.com/.)

¿Qué de los medicamentos para tratar la depresión?
Algunos hermanos critican el uso de la medicina para la depresión. Por supuesto los medicamentos no curan la depresión espiritual, sino solamente la provee Dios cuando nos humillamos y nos sujetamos a su voluntad. Usar la medicina para curar la depresión espiritual no tiene sentido y muchas veces hay abuso.

Sin embargo, algunos tipos de depresión vienen en gran parte debido a la enfermedad o a cambios de las hormonas (por ejemplo, la menopausia, la depresión posparto, la esquizofrenia, etc.). Algunos sufren mucho con este tipo de depresión y no creo que es malo en estas circunstancias usar ciertas medicinas con discreción ya que Dios ha dado al hombre la capacidad para hacerlas. De hecho conozco a algunos hermanos que han sido ayudados grandemente por ellas.

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