EL GOZO DEL RESCATE… (Los mineros chilenos)
De Creced 12/2010
Telespectadores en el mundo entero estaban pegados a la televisión el 12 de octubre esperando la salida del primero de los mineros atrapados. Una gran multitud se reunía alrededor de la pequeña abertura que servía de salvavidas para los mineros. En ella se encontraban sus salvadores, familiares, amigos, empleados de la empresa de minas, el presidente de Chile con su esposa y miembros de la prensa.
Al salir el primer minero la inmensa muchedumbre estalló en aplausos y muchos comenzaron a llorar de alegría. Aun miembros de la prensa, los cuales deben de hacer sus reportes en forma desapasionada, se entregaron a la emoción del momento al relatar los sucesos. Nosotros que mirabanos por medio de la televisión también sentimos la emoción del momento. A mi me gustó especialmente oír a la gente expresar su orgullo nacional al corear, “¡Chi, Chi, Chi, le, le le, Chile!”
Un cuadro parecido en las escrituras
“Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Lucas 1:15)
Imagine a un hombre atrapado en su pecado, separado completamente de Dios. Sin rescate morirá en el infierno del diablo. Sin embargo, algunos se dan cuenta de la condición desesperada del hombre y le hablan del amor de Dios quién envió a Su Hijo para pagar el precio por el pecado para qué el hombre pueda evitar la destrucción venidera.
El hombre comienza a aprender más de las escrituras y así desarrolla su fe. Comienza a buscar con más diligencia a Dios.”Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Se da cuenta que necesita arrepentirse, o sea, cambiar su vida para llegar a ser cómo Jesús. Dios “ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Confiesa su fe en Cristo. “Con la boca se confiesa para salvación” (Rom. 10:9) y responde a la gracia de Dios al bautizarse en Cristo y así lava sus pecados (Hechos 22:16). “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” Hechos 2:38)
Observando todo este proceso son Dios, Jesucristo, los ángeles del cielo y una inmensa muchedumbre de huestes celestiales, todos anhelando la salvación del hombre. Cuando éste responde al evangelio, el cielo estalla en alegría, gozándose al ver el pecador que se ha arrepentido.
Conclusión
Estamos muy felices al ver el rescate de los mineros chilenos y damos gracias a Dios que están bien. No obstante, debemos darnos cuenta que muchos de nuestros amigos y vecinos están atrapados en el pecado al trabajar nosotros con ellos, vivimos cerca de ellos y tenemos tratos sociales con ellos. Podemos hacer que haya fiesta en el cielo, si abrimos nuestras bocas para hablar con nuestros prójimos que son perdidos acerca de la gracia salvadora de Jesucristo. ¡Que nos dediquemos a una operación de rescate que es aun más importante que la de Chile la cual resultará en una celebración aun más grande. (Por Bill Holt)