CORONAVIRUS
¿El coronavirus es castigo que viene directamente de Dios? Cuando hay plagas o desastres naturales siempre hay quienes afirman que sí. Los ejemplos abundan en el Internet.
Un rabino en Israel dice que sí es castigo de Dios y es debido a los desfiles de orgullo de los homosexuales.
Un pastor de Nueva Zelandia dijo que el coronavirus es un castigo de Dios por alejarse de él y que todos los de su congregación estarán protegidos siempre y cuando sigan al pie de la letra el régimen de protección – pagar el diezmo.
Así siempre ha sido el caso con cada desastre – la caída de las torres gemelas, los tsunamis en Japón y en Indonesia, el huracán Katrina en Nueva Orleans, etcétera. Siempre hay quienes dicen, “es castigo de Dios.”
Es verdad que en la Biblia algunos desastres fueron enviados por Dios para castigar a los malos. Pienso particularmente en las plagas de Egipto en Éxodo y en la peste que Dios envió para castigar a David por su presunción al tomar el censo (2 Samuel 24:15). Pero hay una diferencia fundamental entre aquellos casos y el del coronavirus de hoy. Es que Dios dijo en forma específica, que aquellas plagas eran castigos de Él. Por medio de la revelación, ligó la peste con el pecado. Es lo que falta con el coronavirus – una revelación directa de Dios que liga el virus con cierto pecado.
Por supuesto, el sufrimiento en general viene del pecado en general. Se puede hacer este punto de textos como Génesis 3:17-19. El problema viene cuando sin revelación de Dios, ligamos cierto desastre con cierto pecado, o pero aun, con cierto grupo de individuos.
Si algún sufrimiento no es ligado con el mal comportamiento, no sirve de castigo en forma específica. Cuando yo era niño tuve un perrito, un Boston terrier llamado Togo, y un día vi que había hecho pedazos a algo de valor para mí. Quizás era un juguete, no recuerdo bien. Pregunté a mi papá si yo debía castigar a mi perrito. Mi papá me preguntó, “¿Togo” (así se llamaba el perrito) “va a entender porque le estás castigando?” Y por supuesto Togo no iba a saber nada porque había hecho cien cosas de perro después de destruir el juguete. El punto de mi papá era obvio, “No castigues a Togo si él no puede ligar el castigo con el crimen.”
Siempre algunos se aprovechan de los desastres para señalar el pecado de otros. Cuando algunos en el tiempo de Jesús señalaron a algunos de sus compatriotas como grandes pecadores porque murieron de forma violenta a manos de Pilato y la caída de una torre, Jesús los reprendió dos veces en Lucas 13:3-5, es digo que no; al contrario, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente.”
Esta exhortación sirve para nosotros – en vez de andar señalando con el dedo a otros y diciendo, “Dios está castigando a aquellos con el coronavirus,” examinémonos a nosotros mismos, que nos humillemos a nosotros mismos, que nos arrepintamos nosotros mismos de nuestros pecados. Es el mensaje principal que debemos sacar de todo esto.