SAMUEL Y LOS HIJOS DE ISRAEL QUE QUERÍAN TENER REY

SAMUEL Y LOS HIJOS DE ISRAEL QUE QUERÍAN TENER REY

 

Los israelitas querían tener rey (1 Samuel 8). Dios nunca les había autorizado un rey, sino que había enviado a jueces para guiar a su pueblo. Estos muchas veces tenían faltas, pero representaban el tipo de gobierno que Dios les había dado. Aun así, los israelitas anhelaban tener rey para ser “como las naciones” de alrededor (1 Sam. 8:20).

 

Samuel suplicó a los israelitas en 1 Samuel 8:11-18 que no insistieran en tener rey. Este iba a imponer varios tipos de conscripción que iban a quitarles sus hijos, iba a cobrar impuestos confiscatorios, iba a confiscar sus terrenos, etcétera. En fin, un rey iba a llegar a tener un control no saludable en sus vidas. Iba a quitar, hasta cierto punto, su enfoque y su confianza en el Señor.

 

Pero los israelitas no hicieron caso a las advertencias de Samuel. Hicieron excusas para insistir en tener su rey (1 Sam. 8:5). A fin de cuentas, su deseo para ser como las naciones superó su confianza en el arreglo sencillo de Dios que les había servido hace siglos.

 

Samuel se sintió muy triste. Aun así, quería orar por los israelitas, aunque habían escogido un camino peligroso. Dijo en 1 Samuel 12:23, “Lejos sea de mi que peque yo contra Jehová cesando de orar por vosotros, antes os instruiré en el camino bueno y recto.”

 

Algo parecido pasa hoy  –

 

Muchos israelitas espirituales quieren tener una organización nacional “de la Iglesia de Cristo.” Dios nunca ha autorizado tal cosa, sino que ha autorizado que su obra se lleve a cabo con los individuos e iglesias locales. Estas muchas veces tiene faltas, pero representan el tipo de gobierno que Dios ha dado a su pueblo. Aun así, muchos discípulos quieren tener organizaciones nacionales con sus presidentes, estatutos y reuniones oficiales para ser “como las denominaciones.”

 

Suplicamos a los cristianos a no formar organizaciones nacionales con todas sus muestras. A lo largo van a ganar más poder e influencia y tratarán de ejercer más control sobre las iglesias locales. En cierto sentido van a distraer a la gente de su enfoque en Cristo y muchos comenzarán a preguntar, “¿Qué dice la iglesia?” o, “¿qué dicen nuestros estatutos?” en vez de preguntar, “¿qué dice Cristo?”

 

Pero muchos hermanos que son sinceros en muchos aspectos de la fe no hacen caso a las advertencias bíblicas. Hacen excusas, pero a fin de cuentas, su deseo para ser como las denominaciones supera su confianza en el arreglo sencillo dado por Dios en las escrituras.

 

Nos sentimos tristes. Aun así, que sigamos orando por todos los santos, aunque muchos escojan caminos peligrosos, muchas veces sin darse cuenta de lo que hacen. Que Dios nos ayude a ser astutos como serpientes, pero mansos como palomas.

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