Una piedrita en el zapato

Una piedrita en el zapato

De «Creced» – Augusto, Septiembre 2008

Cuando estamos trabajando y una piedrita entra en el zapato, inmediatamente nos sentimos incómodos. Por más pequeña que sea, nos molesta hasta el punto que no podemos continuar. Tenemos que dejar de trabajar, sacar el zapato y sacudirlo para quitar la piedra. Solamente entonces podemos volver a trabajar felices.

Las piedritas son como pequeñas molestias en la vida. No podemos vivir cómodamente con ellas porque nos irritan hasta que no veamos nada bueno. Es esencial detenernos y sacarlas para poder vivir felizmente tal como Dios quiere.

El problema con algunos tipos de psicoterapia

En un sentido no se puede comparar las pequeñas molestias con los grandes traumas en la vida. Tratar éstas es mucho más difícil que ésos. No obstante, tal como es bueno dejar las pequeñas molestias atrás, también es importante tratar de dejar atrás los grandes traumas aunque cueste más. Después de reconocer la causa de los grandes traumas y hacer lo necesario para comenzar el proceso de sanarlos (la confesión si viene del pecado personal y el orar a Dios para pedir su fuerza), entonces es bueno olvidar «lo que queda atrás,» extenderse «a lo que está delante,» y proseguir hacia la meta (Filipenses 3:13,14).
Un problema con algunos tipos de psicoterapia es que en vez de ayudar la víctima a olvidarse de lo que queda atrás para enfocarse en el futuro, se vuelve continuamente al trauma del pasado, entrando una vez tras otra en todos los detalles dolorosos. Esta táctica aumenta el espíritu de víctima en vez de promover la sanidad emocional y espiritual. Creo que bíblicamente es bueno volver a recordar problemas del pasado para orar, confesar y dejarlos en manos del Señor. Pero entonces, es bueno hacer como David y tratar de dejarlos atrás (2 Samuel 12:18-23), confiando en la justicia y la misericordia de Dios.

¿Y cómo sacamos las molestias de la vida? (1) Cuando es posible (cuando nos piden perdón), perdonar a los que nos han ofendido (Mateo 6:14,15); y (2) dejar a todos los individuos que nos han causado problemas y los problemas mismos en manos de Dios, echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:7).
A veces tenemos que decir a Dios algo como,

Padre, sé que esta amargura y las molestias de la vida me están matando espiritualmente y físicamente y que sin tu ayuda no puedo triunfar sobre todas las pruebas. Dejo todo en tus manos y confío que vas a traer justicia a todos que me han maltratado y ayudarme a superar las pequeñas molestias.

Entonces, tenemos que hacer nuestra parte y confiar en Dios para ayudarnos con las molestias. ¡El hará lo justo y nos dará la victoria! Así podemos sacar la piedrita del zapato y enfrentar al mundo como triunfadores y no como víctimas impotentes.

(Ilustración de Victor Grado)

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