UN DIOS DE IRA
De «Creced» 10/2012
«Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios.» (Romanos 11:22)
Miroslav Volf nació en Croacia y vivió durante la pesadilla de la guerra étnica en lo que antes era la República Yugoslava, la cual incluyó la destrucción de iglesias, la violación de mujeres y la matanza de los inocentes. Durante un tiempo pensó que la ira y la cólera no eran dignos de Dios, pero luego se dio cuenta que su concepto Dios era demasiado bajo.
Antes yo pensaba que la ira no era digno de Dios. ¿Dios no es amor? ¿No debe el amor de Dios llevarnos más allá de la ira? Dios es amor y Dios ama a cada persona y cada criatura. ¡Es por esta razón que Dios se aira en contra de algunos de ellos!
Mi resistencia al concepto de un Dios de ira se acabó durante la guerra en lo que antes era Yugoslavia de dónde yo vengo. Según algunos estimados, unos 200,000 murieron y más de 3,000,000 fueron desalojados. Mis pueblos y ciudades fueron destruidos, mi gente fue bombardeada día y noche y algunos de ellos fueron tratados con brutalidad más allá de la imaginación y llegué a no poder imaginar cómo Dios no podría estar airado. O, piense en Ruanda donde en la última década algunos 800,000 fueron descuartizados dentro de cien días. Y ¿cómo Dios respondió a esta matanza? ¿Al mimar a los que perpetuaron esos males como si fuera su abuelo? ¿Al negar condenar el baño de sangre sino afirmar que los culpables eran básicamente buenos? ¿Dios no se airó con ellos?
Aunque antes me quejaba de la indecencia del concepto de la ira de Dios, llegué a pensar que tendría que rebelarme en contra de un Dios que no se airara al ver la maldad del mundo. Dios no se aira a pesar de ser amoroso. Dios se aira porque Dios es amor.
(Mirosolav Volf, Introducción por Paul Copan)