PROFANAS Y VANAS PALABRERÍAS

PROFANAS Y VANAS PALABRERÍAS

Los que aman al Señor pueden analizar y hablar de Su palabra con amor y calma, buscando la verdad y no el orgullo personal.

Aquellos que tienen motivos carnales, responden a otras ideas con profanas y vanas palabrerías las cuales se caracterizan por lo siguiente:
* apodos feos: («fanático», «gringo», «bobo», «dinosaurios», etc.)
* chismes: («Alguien que cree como usted ha cometido adulterio». «Ha estafado…»)
* exageraciones, mentiras,
* representaciones falsas: («No
creen en la cooperación», «Creen en la salvación a base de obras», «No quieren ayudar a los inconversos».)
* insultos «graciosos»: («glotones de dogmatismos», «pigmeas mentalidades», «chueco», etc.)
* desvíos del tema: («hay arpas en el cielo»[La cuestión es, ¿son autorizadas para las iglesias?] «Jesús curó a los enfermos» [La controversia trata de autorización que las iglesias tengan para construir hospitales para inconversos.])
* acusaciones frenéticas y sin base: («divisionistas», «legalistas», «fariseos», «No son benévolas ni altruistas».)

¿QUE HACER FRENTE A PROFANAS Y VANAS PALABRERÍAS?

Al ser atacados con profanas y vanas palabrerías, Satanás nos tienta a responder en la misma forma, como dicen algunos, a «luchar en contra del fuego con el fuego». Más Dios dice, «Evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad» (II Timoteo 2:16).

En vez de contestar a nuestros contrarios injustos con la misma carnalidad que ellos demuestran, es esencial que superemos el mal de ellos con el bien (Rom. 12:21). Si se niegan a comunicarse con nosotros en una forma digna y honrada, mejor no hacerles caso. Así seguimos el ejemplo de nuestro Salvador (Mat. 26:63).

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