Como una hermana llegó a preocuparse por su vestimenta
¿Cómo llegó a preocuparse por su vestimenta?
De «Creced» 4/2008
Mi padre visitó a una familia de nuevos cristianos en un pueblo remoto de Queensland, Australia que le impresionó mucho. Un día al llevarle a ver el mar le dijeron, “Vamos a una playa aislada donde no hay gente mal vestida.”
Mi papá les preguntó, “¿Por qué quieren ir dónde no hay gente vestida con trajes de baño? ¿Han oído alguna enseñanza con respecto al tema?
“No,” le contestó la hermana, “No hemos oído ninguna enseñanza de este tipo. Es mas, después de bautizarme, seguí yendo a la playa con mi bañador. Pero por más que estudié las escrituras, más incómoda me sentí al llevar este tipo de vestimenta en público. Por fin, después de alrededor de un año de crecimiento espiritual, decidí no ir más a la playa vestida así. Llegué a creer que no era compatible con la vida santa que quería llevar.”
Aplicación – Lo Ideal
Es posible emplear los regaños, amenazas de disciplina y reglas humanas para tratar de obligar a hermanos a evitar el baile lascivo, trajes de baño reveladores, pantalones apretados, películas con palabrotas y desnudez y otras prácticas problemáticas. Pero si los débiles dejan de hacer lo cuestionable solamente por las exigencias de otros, su corazón sigue en el mundo y hay poco provecho. Lo ideal es que los buscadores se conviertan de todo corazón a Jesucristo y así procuren imitarle en todo aspecto de sus vidas.
Los entregados a Cristo no necesitan de reglas humanas ni la presión de otros para evitar prácticas mundanas. Como la hermana australiana, naturalmente llegan a sentirse incómodos con ellas y las dejan de buenas ganas. ¡Al llenarse del Espíritu de Cristo, desaparecen los rastros de la carnalidad! El llenarse del Espíritu debe ser nuestra meta y no el sujetarse de pocas ganas a la presión humana.