Combatiendo la pornografía y tentaciones sexuales
Respuesta de un evangelista fiel
Un problema común y serio
De Creced 2/2014
Por Jerry Falk
Hola Jerry soy un joven de 16 años quiero pedirle un consejo BÍBLICO como puedo hacer para no estarme masturbando y no ver la pornografía.
Mi respuesta
Muchas gracias por tu deseo de superar este problema que afecta a tantas personas del mundo y hasta incluso a miembros de la misma iglesia del Señor.
La respuesta a tu pregunta no es fácil. Es cuestión de dominio propio, el cual no se obtiene de la noche a la mañana (Prov. 16:32). Tienes que seguir luchando y, con la ayuda de Dios, un día aprenderás a hacer que tu cuerpo sea tu siervo y no al revés. Muchos en este mundo son esclavos de su cuerpo. Por contraste, el cristiano tiene que aprender a dominar su cuerpo. ¡Aun el apóstol Pablo tuvo que aprender esta lección (1 Co. 9:27)!
La batalla de todo varón es la de controlar sus pensamientos y deseos sexuales. ¡No estás solo en esta lucha! A diferencia de las mujeres, los varones somos muy propensos a ser tentados por la simple vista de una mujer no vestida modestamente. Por esto, es necesario hacer todo lo posible para no poner ninguna cosa mala delante de nuestros ojos. Job, aquel hombre tan bueno y santo, dijo: «Hice PACTO CON MIS OJOS; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen (Job 31:1)?» Tienes que hacer un compromiso contigo mismo y con Dios para no mirar cosas malas y ser fiel a ese pacto.
A continuación te doy siete consejos prácticos para superar la tentación de la pornografía y otras tentaciones sexuales.
(1) Póntelo más difícil. Tienes que hacer todo lo posible para eliminar las situaciones que conducen al pecado (Mt. 18:8,9). Puedes empezar por no usar tu computadora detrás de puertas cerradas. Úsala en plena vista de tus padres o hermanos para reducir la intensidad de la tentación de ver cosas inapropiadas. Yo tengo dos hijos. Mi hija tiene 16 y mi hijo, 14. Ellos saben perfectamente que en mi casa no se permite usar las computadoras detrás de puertas cerradas. Esta regla se aplica no solamente a ellos sino también a mí y a mi esposa.
(2) Evita las malas amistades (1 Co. 15:33). No pases mucho tiempo con personas que te pueden tentar con pornografía ni con los que siempre están hablando del sexo. ¡Búscate buenos amigos que te puedan ayudar a llegar al cielo! Los cristianos fieles siempre serán tus mejores amigos.
(3) Si conoces bien a un hermano que es fiel al Señor, uno que pueda identificarse contigo en tu lucha, habla y ora con él para que los dos puedan cobrar ánimo y luchar juntos contra la impureza sexual (Ecles. 4:9). OJO: no debes confesar tu problema a cualquiera. Por desgracia, algunos no lo entenderán. Debería ser un hermano fiel de confianza.
(4) Jamás digas: «No puedo» (Fil. 4:13). Estas palabras no deben formar parte del vocabulario del cristiano involucrado en la lucha contra el pecado.
(5) Aun eres muy joven, pero debes reconocer que un día sería bueno casarte con una hermana que te pueda ayudar a llegar al cielo. Fíjate en las hermanas FIELES y no tanto en lo exterior (1 Ped. 3:3,4). El matrimonio no solo es para tener hijos; también es para evitar la fornicación (1 Co. 7:2). Al tener relaciones con tu esposa, te será algo más fácil evitar las tentaciones que ahora te perturban. Por ahora, no hay prisa, pero debes ir haciendo planes para encontrar a la «media naranja» que te pueda ayudar a ser mejor siervo de Dios.
(6) No dejes de reunirte con la iglesia ni dejes de participar de la Cena del Señor. De esta manera, podrás recordar lo que se requirió para salvarte de tus pecados y cobrarás ánimo para seguir luchando contra ellos. Por cierto, el apóstol Pablo no dice que tenemos que ser «dignos» para tomar la cena del Señor, sino que no debemos tomarla «indignamente» (1 Co. 11:27,29). Nadie es digno de lo que Cristo ha hecho por los pecadores. La palabra «indignamente» describe LA MANERA de tomar la cena, es decir, no como una comida común, sino como una conmemoración a través de la cual discernimos el cuerpo del Señor. Así que, cuando te caes, arrepiéntete, sigue reuniéndote fielmente y sigue participando de la cena.
(7) Pase lo que pase, ¡NO TE RINDAS! Tienes que seguir luchando, sin reparar en la cantidad de veces que te hayas caído. Si sigues luchando, un día aprenderás a ser un hombre de dominio propio, el cual es una característica del fruto del Espíritu Santo. En realidad, toda la vida es una lucha. Tal como me dijo un hermano hace unos años: «si te mueres luchando, te mueres salvo.» Sigue luchando, hermanito.
No te olvides de que hay otros hermanos en el mundo que están luchando con las mismas tentaciones y el hecho de que pasas por ellas significa que eres CAPAZ de superarlas. 1 Corintios 10:13 dice: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.» (Por Jerry Falk)