¿A quién envía Dios para enseñar el evangelio?
Por Miguel Rosario
De «Creced» 3/01
*»Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas.» (Romanos 10:15)
* «Por tanto id, haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.» (Mateo 28:18,19)
Cristo dio la autoridad para su enseñanza. El envío a los apóstoles y profetas para hacer la obra que le fue encomendada y así sucesivamente también a todos los que se sujetan al mandamiento y enseñanza de la sana doctrina.
I. Constituyó bajo su autoridad
«Y el mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros.» (Efesios 4:11)
Nadie tiene autoridad para autonombrarse, ni autoridad para enseñar si no es conforme al plan establecido por Cristo.
(Gálatas 1:8,9) «Más si aun nosotros o un ángel del cielo os anunciara otro evangelio diferente del que os hemos anunciado sea anatema.»
Ninguna organización humana en este mundo tiene autoridad para llevar a cabo la evangelización. Ese derecho le corresponde a la iglesia del Señor solamente, no a las sectas humanas, o sacerdotes y otros hombres con títulos religiosos. (Efesios 3:10), «Para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer por medio de la iglesia.» Es la única agencia que Dios tiene en la tierra para hacer la obra evangelística.
II. Autoridad apostólica:
«Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidados y guardar la ley.» (Hechos 15:24).
Cristo dejó a los apóstoles en autoridad para enseñar el mensaje de salvación, la sana doctrina. ¿A quién envió el Señor a la casa de Cornelio? ¿Los sacerdotes de la ley, los fariseos? No, envió a sus apóstoles y profetas (Hechos 10:5). Lo mismo podemos leer en la conversión del etíope (Hechos 9:26). Muchos creen que los hombres educados y con títulos que le han sido conferido son los que están aprobados para eso. Jesús oró por los apóstoles a quién escogió para la obra redentora de la predicación (Lucas 10:21). No dio esta tarea a los sabios de este mundo, ni a los poderosos, sino a hombres humildes y sencillos.
III. ¿A quiénes los apóstoles aprobaron? A sus colaboradores aprobados (Tito 1:5; Col. 4:7-13)
IV. Propósito: Para organizar las cosas y velar contra el error (Tito 1:5-11; Tito 2:5), para cuidar de la doctrina (1 Timoteo 4:16).
V. Su autoridad hoy: Por medio de sus escritos. «Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo, Reconciliaos con Dios.» (2 Cor. 5:20) Ellos siguen hablando y enseñando. Dios nos habla por medio de sus escritos.
¿A quiénes es encomendada la tarea de defender la verdad hoy? Dice Judas en versículo tres que el cristiano tiene una gran responsabilidad, que es contender por la fe, enseñar y defender la verdad. Ninguna institución humana tiene autoridad sobre la palabra de Dios, sino la que fue dada por Cristo a los apóstoles y a la iglesia.»
VI. La autoridad en la iglesia local
Los ancianos (obispos, pastores) tienen autoridad para apacentar la congregación (Hechos 20:28). Son hombres que reúnan las cualidades que están especificadas en las escrituras, no leyes, u organización de hombres. No el sacerdote católico, ni el llamado «pastor» pentecostal, ni ninguna otra cosa inventada por los hombres tiene esta autoridad (Tito 1:5-9).
Conclusión: Es de suma importancia que sepamos bien la autoridad y verdad escritural para así no caer en el error y la falsa enseñanza de los hombres que emplean con astucia las artimañas del error (Ef. 4:14).