Serie sobre peligros que amenazan la obra en Latinoamérica DEMASIADA DEPENDENCIA EN EL DINERO NORTEAMERICANO

Serie sobre peligros que amenazan la obra en Latinoamérica DEMASIADA DEPENDENCIA EN EL DINERO NORTEAMERICANO

De «Creced» 2do trimestre de 1991

El dinero puede servir como bendición si se invierte con sabiduría y amor. La benevolencia que Pablo llevó a las iglesias en Judea sirvió para hacer más fuertes los lazos entre cristianos que eran judíos y los gentiles. Sin embargo, el amor al dinero es la raíz de todos los males (I Timoteo 6:10) y el abuso de él, ha hecho mucho daño en la obra del Señor.

«Hay un gran peligro que el dinero norteamericano se convierta en una maldición si no se controla con sumo cuidado».

Generalmente se encuentra más dinero en iglesias de los Estados Unidos que en las iglesias de América latina. A través de los años las iglesias en los Estados Unidos han enviado mucho dinero a hermanos en la América latina. A veces esta ayuda ha servido en la extensión del evangelio, sin embargo ha hecho mucho daño a la obra en ciertos casos. Hay un gran peligro que el dinero norteamericano se convierta en una maldición si no se controla con sumo cuidado. A continuación presentamos varios peligros que provienen del dinero norteamericano.

EL DINERO NORTEAMERICANO SE CONVIERTE EN UNA MALDICIÓN SI…

(1) …Quita la iniciativa de iglesias latinoamericanas. Si iglesias en Latinoamérica llegan a creer que «sus predicadores» tienen que ser sostenidos siempre por iglesias norteamericanas y que sus locales deben ser pagados con dinero ajeno, nunca van a hacer algo por si mismos. La fuerza espiritual proviene del ejercicio. Pero, por desgracia algunos parecen tener la actitud que dice, «que nuestros hermanos norteamericanos lo hagan todo», y así siguen débiles, nunca desafiándose a comprar sus propios locales, sostener sus propios evangelistas y hacer otros esfuerzos para desarrollar sus músculos espirituales.

Es verdad que muchas iglesias en Centro y Sudamérica son pobres. Sin embargo, sectas en sus paises sostienen a evangelistas y mantienen sus locales sin buscar dinero extranjero. Aunque las sectas exigen muchas veces el diezmo, los cristianos verdaderos deben poder sacrificar voluntariamente aun más de lo que hacen los sectarios por exigencia. El problema es que muchas veces no desafiamos a los hermanos, ya que es más fácil escribir cartas a los Estados Unidos para pedir dinero que hacer los sacrificios necesarios.

La solución es desafiar las iglesias a hacer todo lo posible con sus propios esfuerzos. Aunque van a haber tiempos cuando iglesias pobres van a tener que pedir benevolencia (para la comida y el abrigo) de iglesias en otras partes, deben hacer todo lo posible para hacer su propio trabajo sin depender de iglesias «ricas». Aunque tal ayuda pueda proveer beneficios a corto plazo, a lo largo, puede quitar la iniciativa y la fuerza de iglesias pobres.

(2) …Hermanos se dejan controlar por los que proveen el dinero. Lamentablemente, algunas iglesias son motivadas por su amor del dinero más que su amor de Dios. Reciben ayuda norteaméricana para sus locales y predicadores y para no perder dicha ayuda, se sujetan a la supervisión de tales iglesias ajenas. Tal sujeción no es bíblica y ni es honrada.

Muchas veces predicadores fieles han sido rechazados y estudios bíblicos no leidos porque iglesias grandes en los Estados Unidos han amenazado con cortar el dinero si se da el púlpito a alguien que no pertenezca a su «rama» de «la iglesia». Así el dinero ha sido usado como palanca para controlar «políticamente» a ciertos grupos de iglesias.
Si una iglesia se controla por el dinero y no por Cristo, llega a ser iglesia de dinero en vez de iglesia de Cristo.

(3) …Contamina la actitud de los predicadores. Por supuesto, es bíblico que las iglesias sostengan a evangelistas (I Cor. 9:14; Fil. 4:15). Sin embargo, el dinero ha arruinado la obra de algunos. Entre algunos problemas que pueden surgir se encuentran los siguientes:

* el materialismo: Hay predicadores en países pobres que reciben $1500-$3,000 dólares mensuales de iglesias ingenuas de los Estados Unidos, ¡cuatro o cinco veces más que el salario normal de un obrero con buen sueldo en su país! Tales salarios excesivos provocan el materialismo, los celos, el orgullo y un sinnúmero de problemas. Los predicadores que viven del evangelio deben recibir más o menos lo que ganan sus compatriotas con empleos parecidos con algo más tal vez, para los gastos especiales de la predicación.

* reportes exagerados: Me da pena leer reportes exagerados de hermanos que no se satisfacen con el dar noticias a las congregaciones que les sostienen, sino sienten la compulsión de jactarse de sus grandes sacrificios y conquistas «para el Señor». Tales hermanos se han convertido en expertos de las relaciones públicas y así hacen barata la obra de evangelización.

* el orgullo: A veces los predicadores que reciben sueldo piensan que el sueldo les hace más importante que los demás obreros. Comienzan a portarse como caciques, dando ordenes a los demás y enojándose si tales órdenes no se siguen a pie de la letra.

En fin, el evangelista debe seguir el ejemplo de Pablo y no recibir dinero si tal dinero va a ser obstáculo en su obra (I Cor. 9:12). Si no es maduro ni humilde y si no puede conocer ni comprender a los hermanos que piensan sostenerle, mejor no recibir el dinero.

 

ENEMIGOS A LA OBRA
EN LA AMÉRICA LATINA

1. El extremismo y la falta de paciencia
2. Demasiada dependencia en el dinero norteamericano
3. La imitación de las sectas: el concepto institucional de la iglesia
4. La imitación de las sectas: el concepto clero, laico
5. El descuido de la devoción personal: la oración, la hospitalidad, el amor, etc.
6. Prácticas y actitudes mundanas

CONCLUSIÓN

Hay menos dinero disponible hoy en día de iglesias de los Estados Unidos debido al gran número de predicadores en todo el mundo que lo están pidiendo y también la recesión económica que está sufriendo el país. Aunque parezca ser maldición esta falta de dinero, quizás nos sirva de bendición si motiva a las iglesias más pobres a depender menos de dinero norteamericano y así crecer más por medio de su propio ejercicio espiritual.
La iglesia del Señor no es norteamericana sino universal. Aunque dinero de iglesias maduras puede servir de hermanos necesitados y evangelistas si es repartido con sabiduría, puede impedir el crecimiento de la obra si (1) quita la iniciativa de iglesias nuevas, (2) quita la independencia de iglesias nuevas y (3) contamina la actitud de evangelistas y predicadores. ¡Que Dios nos ayude para que el dinero sea una bendición en el reino en vez de una maldición!

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