¿VIGILANCIA? O, ¿PARANOIA?

¿VIGILANCIA? O, ¿PARANOIA?

De Creced 4/95

* En una congregación, un hermano «de confianza» no participa en la adoración sino vigila los demás miembros para asegurar que estén escuchando y cantando con debido entusiasmo.

* «Me tienen bajo observación», me dijo un cristiano, «porque dije no estar de acuerdo con ellos en un punto».

De vez en cuando se oye de casos extremos de cristianos que no tienen nada de confianza en sus hermanos. En el nombre de «disciplina» promueven la sospecha y la desconfianza en la congregación. Así en vez de ser «un pedazo del cielo» aquí en la tierra donde hay amor y confianza, la congregación llega a ser más como una dictadura con sus espías, informantes, guardas, etc.

«Hay una gran diferencia entre el ser vigilante y el ser criticón».

¿NO ES IMPORTANTE LA VIGILANCIA?

Sí, la Biblia nos enseña que vigilemos y que siempre estemos atentos al peligro de apostasía (Hechos 20:28-31; II Tim. 3:1-5; 4:3-5, etc.). Pero es esencial que esta vigilancia no se convierta en la paranoia, «…caracterizada por vanidad, desconfianza, inquietud» (Larousse). Tenemos que prevenir la apostasía y al mismo tiempo tener y demostrar confianza en nuestros hermanos.

ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE EL CRISTIANO VIGILANTE Y EL CRITICÓN

(1) El cristiano vigilante, ama a sus hermanos más que a si mismo (Fil. 2:3,4). Si ve algún error en ellos, les corrige con amor y mansedumbre pensando mayormente en el bienestar de ellos (Gal. 6:1; II Tim. 2:25,26).
El «criticón» piensa más que nada en si mismo y critica a otros para humillarles y para mantener su dominio.

(2) El cristiano vigilante anticipa lo mejor de sus hermanos. El amor «todo lo cree» (I Cor. 13:7). Habla como el inspirado Pablo:

* «Te he escrito confiando en tu obediencia» (Fil. 21)

* «Estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento…» (Romanos 15:14)

* «Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo…» (Gal. 5:10)
El criticón anticipa siempre lo malo de parte de sus hermanos. Dice cosas como, «no van a llegar a nada», «no podemos confiar en nadie aquí», etc.

(3) El cristiano vigilante ve y reconoce las fuerzas de sus hermanos y no solamente sus debilidades. Así era Jesús con sus discípulos (Mateo 19:28).
El criticón solamente ve faltas y habla de ellas.

(4) El cristiano vigilante estima a los demás «como superiores a él mismo» (Fil. 2:3).
El criticón piensa ser superior a los demás. Dice, «soy el único que es fiel» (o, «somos los únicos»). Su actitud es la del fariseo de Lucas 18:11 quién oró, «Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres…»

En fin, hay una gran diferencia entre el ser vigilante y el ser criticón. Seamos vigilantes pero a la vez mansos, amorosos, confiados y humildes. Así evitaremos la paranoia espiritual.

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