Revisando una defensa de… LAS MUJERES EN EL PÚLPITO
¿Los textos que parecen prohibir que prediquen han sido mal interpretados?
De «Creced» 2/96
Hace poco un amado hermano de Puerto Rico me envió un estudio interesante escrito por otro hermano, el cual defiende que las mujeres prediquen en los púlpitos de las iglesias del Señor. Me gustó el hecho que el autor, un predicador en Puerto Rico, se esforzó en analizar los textos relacionados con el tema en vez de descartarlos como «asuntos de tradición y costumbre de aquel entonces». A pesar de mi admiración por el estudio bien escrito, no puedo estar de acuerdo con la conclusión del hermano. Hay textos claros que prohíben que las mujeres hablen en forma abierta cuando toda la iglesia está reunida en un solo lugar para escuchar discursos (I Corintios 14:23,27, 34) y enseñen de tal forma que ejerzan dominio sobre el hombre (I Timoteo 2:11,12). Aunque el hermano se esforzó mucho en armonizar sus ideas con estos textos, es una tarea imposible.
Ya que vivimos en la época del movimiento de la liberación femenina, pienso que sea provechoso analizar los puntos principales del hermano. A continuación, voy a tratar de resumir en forma muy breve pero justa sus puntos y luego contestarlos.
ENSEÑARON Y PROFETIZARON EN EL ANTIGUO Y EL NUEVO TESTAMENTO
Punto del hermano: Mujeres en el Antiguo Testamento como Débora (Jueces 4:1-24) y Hulda (2 Reyes 22:14-20) predicaron bajo la misma regla de sujeción que las mujeres del Nuevo (I Cor. 14:34 ). Mujeres en el Nuevo Testamento profetizaron y enseñaron a otros (Priscila, Febe, etc.).
Contestación: Es verdad que las mujeres bajo el Antiguo Testamento estuvieron bajo la misma ley de sujeción porque Pablo al hablar de la ley de sujeción en I Corintios 14:34 dice, «como la ley también dice». No obstante, el hermano erra mucho al no hacer distinción entre (A) el enseñar en una forma sumisa en la cual no hay que ejercer dominio sobre el hombre, y (B) el dar discursos en la iglesia o el enseñar en tal forma que toma autoridad sobre el hombre. La Biblia enseña que las mujeres deben enseñar en la primera forma «A» (y en este sentido las mujeres deben ser «predicadoras») pero no en «B». El hermano asume que «A» prueba «B» pero no es así el caso. Todas las mujeres que el menciona, en el Antiguo tanto como en el Nuevo Testamento, enseñaron y profetizaron sin tomar posiciones de autoridad sobre el hombre (A). Es interesante notar en el caso de Débora que cuando llegó el tiempo para tomar autoridad sobre el ejército, ella negó tomar el mando, sino que buscó a Barac para dirigirlo. Ninguna de las mujeres que el hermano menciona se pusieron frente a asambleas de hombres para dirigir las reuniones.
¿I CORINTIOS 11:1-16 PRUEBA QUE LAS MUJERES PUEDEN TOMAR EL PÚLPITO?
Punto del hermano. Dice que I Corintios 11:1-16 tiene que ver con mujeres que profetizaron en las asambleas de los hermanos
Contestación: El hermano no da prueba ninguna que I Corintios 11:1-16 trata de la asamblea. Sabemos que muchas profecías fueron dadas entre pequeños grupos de hermanos y no en las asambleas de toda la iglesia. No parece que la profecía de Hechos 21:11 hubiese sido dada en la asamblea de toda la iglesia. El Espíritu dio profecías en forma personal a Pablo aparte de la asamblea (Hechos 20:23; 16:7).
«Todas las mujeres que el menciona,… enseñaron y profetizaron sin tomar posiciones de autoridad sobre el hombre».
Yo creo que las profecías dadas por la mujeres mencionadas en I Cor. 11:1-16 habrían sido dadas fuera de la asamblea porque I Cor. 14:34,35 prohíbe que la mujer hable allí. (Más en cuanto a este texto luego.)
«TODOS PODÉIS PROFETIZAR» (I Cor. 14:31)
Punto del hermano: Al decir Pablo en I Corintios 14:31, «todos podéis profetizar», incluye a mujeres. Entonces la mujer puede profetizar en las asambleas que son como la descrita en I Corintios 14.
Contestación: La palabra «todo» tiene que ser entendida a la luz de su contexto y prohibiciones que se encuentran en otros textos. Pablo en este texto y otros también sobre entiende que se excluye de «todo», los que no tengan capacidad ni derecho para hacerlo.
Paralelos: I Corintios 12:29 enseña que no todos eran profetas. Entonces, se sobre entiende que al decir Pablo «todos podéis profetizar» no incluye a los que no tenían don de profecía.
I Corintios 7:2 dice que «cada uno tenga su propia mujer». La frase «cada uno» tiene que ser limitado a los que tienen derecho para hacerlo. El que se divorció de su esposa sin causa bíblica no tiene derecho de casarse otra vez (Mateo 19:9). Pablo sobre entiende este punto al decir «cada uno».
Mateo 21:22 dice «todo lo que pidáis en oración, creyendo, recibiréis». Pero ¿la palabra «todo» aquí significa que recibiremos un Mercedes Benz o algún otro lujo solamente al pedirlo?. ¡Claro que no! Jesús sobre entendió que la palabra «todo» sería limitado a lo que sea conforme a Su voluntad. Como I Juan 5:14 dice, «si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye».
La palabra «todo» se limita en muchos textos y así es en I Cor. 14:31. Al decir Pablo «todos», sobre entendió que esta palabra sería restringida a quiénes tienen capacidad y derecho para hacerlo. Una interpretación correcta de vs. 34,35 y I Tim. 2:11,12 nos ayuda a ver que la mujer no está incluida en «todos». La cuestión no se trata de lo que significa la palabra «todo» porque sabemos que esta palabra muchas veces es limitada. El eje de la controversia es ¿cuál es la limitación de I Cor. 14:34,35 y I Tim. 2:11,12?
¿PABLO HABLA SOLAMENTE A LAS ESPOSAS EN I CORINTIOS 14:34?
Aunque es verdad que Pablo probablemente estuviera dirigiéndose mayormente a las esposas de los profetas, (dice «vuestras mujeres», y «pregunten en casa a sus maridos»), les dijo que no deberían hablar porque «es indecoroso que una mujer» (¡cualquier mujer!) «hable en la congregación». Aunque quizás solamente algunas pocas mujeres hubieran estado violando este principio (¿las mujeres de los profetas?) y por tanto Pablo se dirigía mayormente a ellas, la regla era para todas. Sin duda Pablo habría dado otra alternativa a las mujeres solteras y viudas que la dada en versículo 35 ya que no tenían maridos para preguntar, pero el problema no fue de parte de ellas sino obviamente de algunas mujeres con esposos.
¿PABLO SOLAMENTE PROHÍBE CONVERSACIONES ENTRE LAS MUJERES
EN I CORINTIOS 14:34?
Punto del hermano: Pablo no está condenando que las mujeres prediquen en I Corintios 14:34, solamente que conversen y discutan entre sí. Si Pablo hubiese querido prohibir que predicasen, habría dicho, «no les es permitido profetizar». Pero al usar la palabra «hablar» (laleo en griego) indicó que solamente no quería que conversaran entre sí durante el culto.
Contestación: La palabra hablar («Laleo») no se puede limitar a «conversar» o, «charlar» como trata de afirmar el hermano. Significa lo mismo en español como en el griego. La distinción que el trata de hacer entre la palabra «profetizar» y «hablar» no prueba nada. (Versículo 29 prueba esto.) Parece que el expositor Vine había oído el mismo argumento porque lo refuta en su léxico. Dice acerca de esta palabra, «El mandamiento que prohíbe que la mujer hable en la iglesia (vs. 34,35) se entiende por algunos como una prohibición a «charlar», un significado que es ausente del verbo en cualquier otra parte del Nuevo Testamento. Significa lo mismo aquí que significa en vs. 2,3-6,9,11,13,18,19, 21, 23, 27-29, 39″. («Vines Expository Dictionary of the Bible», Vol. 4, p. 57) El Señor Vine tiene razón. Aquí se prohíbe que la mujer hable en la iglesia (cuando toda la iglesia está reunida en un solo lugar para discursos, vs. 23,26-34). La palabra hablar no se puede limitar a «conversar» o «charlar».
Si se limitara la palabra hablar (LALEO) a «conversar» en versículo 34,35 sería necesario limitarla a este sentido estricto donde se encuentra en los otros versículos en este capítulo. Si así fuera, así leerían algunos otros versículos en capítulo 14:
* Vs. 6 se leería, «Si voy a vosotros (conversando) en lenguas…»
* Vs. 19 se leería, «Pero en la iglesia prefiero (conversar) cinco palabras con mi entendimiento…»
* Versículo 29 es clave porque manda a los profetas a hablar (laleo) solamente dos o tres en una asamblea. ¿Qué debieron hacer? ¡hablar! (laleo) ¡Las mujeres fueron prohibidas a hacer en versículo 34 (hablar, laleo) lo que el versículo 29 dice que profetas deberían hacer en la asamblea! Así vemos que es absurdo limitar la palabra «laleo» a «conversar entre sí» en versículo 29 (y otros versículos en este capítulo) y también lo es hacerlo en versículo 34.
El comentarista Barnes dice acerca de este versículo: Esta regla es positiva, explícita y universal. No hay ambigüedad en las expresiones y no pueden haber diferencias de opinión…En todas las cosas especificadas anteriormente, las mujeres debían guardar silencio, no debían participar…Fue indecoroso y fue prohibido en forma explícita que las mujeres dirigieran las devociones de la iglesia».
¿I TIMOTEO 2:11,12 SE APLICA SOLAMENTE A LA SUJECIÓN AL MARIDO?
Punto del hermano: La palabra «silencio» en I Timoteo 2:11 no significa «estar callado» sino tiene que ver con una actitud sumisa. I Timoteo 2:12 trata solamente de la sujeción de la mujer al marido. No puede enseñar y ejercer dominio sobre él, pero sí puede sobre otros hombres.
Contestación: El hermano tiene razón al decir que la palabra «silencio» no significa «estar absolutamente callado». Pero, queda en pie la prohibición de no enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre en versículo 12.
Una pregunta difícil para el hermano sería, ¿Podría ella predicar y tomar autoridad en una asamblea si no estuviera presente su marido pero si el marido fuera presente no podría tomar esta posición de autoridad? Contestar honestamente esta pregunta es ver lo débil del punto del hermano aquí.
Es incorrecto decir que una mujer cristiana solamente debe sujetarse al marido. Todos los cristianos debemos sujetarnos unos a los otros (I Pedro 5:5). Todo debemos sujetarnos a los ancianos.
El contexto de I Timoteo 2 trata del comportamiento de la mujer cristiana entre todos, y no solamente con su marido. El mandamiento de la ropa modesta no tiene que ver con el marido, sino con todos.
Por supuesto la conclusión del hermano, que la mujer puede predicar y dirigir oraciones es errónea porque se basa en sus razonamientos erróneos. Las mujeres pueden enseñar pero no pueden hacerlo en tal forma que ejerzan dominio sobre el hombre (I Tim. 2:11,12). Las mujeres tienen que guardar silencio en las asambleas de los santos, o sea, en asambleas que sean como la descrita en I Cor. 14 (una asamblea donde toda la iglesia se reúne en un solo lugar y para escuchar discursos).