La adicción a los juegos de video
De «Creced» 10/2010
* Una madre me dijo, “Mi hijo no quiere hacer nada sino jugar con los juegos de video. Pasa horas jugando y se enoja mucho cuando le decimos que tiene que dejarlos para hacer cualquier otra cosa.”
* Una joven cristiana me dijo que su hermano no quiere ir a la escuela ni trabajar. Cuando le pregunté, “¿qué hace, entonces, con su tiempo?” me respondió, “pasa todo el día con los juegos de video.”
* Una señora escribió, “Cada noche cuando mi marido llega de su trabajo, va directamente a la computadora y comienza a jugar con los juegos allí hasta la una o las dos de la mañana. Dice que tiene que relajarse, pero en vez de sentirse mejor después de jugar tantas horas, tiene más estrés.”
Se oyen muchas historias como estas al ser nuestro mundo inundado con varios juegos los cuales son cada día más accesibles. Aunque no se puede decir que los inocentes son pecaminosos en sí, como todo tipo de diversión llevan sus peligros espirituales.
Tres Peligros Espirituales
(1) Contenido pecaminoso – Como ha pasado con la televisión y el cine, el mundo de los juegos de video se ha llenado del sexo y la violencia. Si los padres revisan la comida que va al estómago de sus hijos para estar seguros que es sana, ¡cuánto más deben preocuparse por lo que llena sus mentes!
(2) La adicción – Aun los juegos de fantasía que no incluyen el sexo y la violencia pueden llegar a ser adictivos y dominar la vida de los jugadores. Olivia y Kurt Bruner han escrito un libro en inglés sobre el asunto y han dicho,
Los juegos de videos son como drogas digitales… La investigación ha demostrado que el jugar juegos de video afecta la concentración de los niños en la escuela, resulta en notas más bajas, afecta la salud de los niños, mata su creatividad, les hace alejar de su familia y sus amigos, disminuye su sentido de responsabilidad y disciplina y les hace enfocar en su propia gratificación en vez del servicio a otros.
El apóstol Pablo habló del peligro de no dejarse dominar por ninguna cosa (1 Corintios 6:12) y estoy seguro que este principio incluye el peligro de dejarse dominar por los juegos de video.
(3) El malgasto del tiempo – Los jóvenes (y adultos) deben de preguntarse cuánto tiempo gastan diariamente o semanalmente en los juegos de video. Aunque se puede defender uno
5 minutos de diversión con juegos sanos, cuando los minutos llegan a ser horas ya no estamos aprovechando bien el tiempo (Ef. 5:16). Estas horas serían mejor usadas con tiempo para la familia, con el servicio a otros, con la palabra de Dios y oración.
Hay serios problemas con los juegos de video si sus hijos…
* Juegan todos los días
* Juegan tres o cuatro horas sin parar.
* Prefieren jugar juegos de video en vez de participar en actividades sociales o recreativas con otros.
* No hacen sus tareas porque están jugando.
* Se ponen muy inquietos y de mal humor cuando no pueden jugar.
* Pierden interés en la vida real.
¿Qué hacer para evitar la adicción a los juegos?
* Considerar no tenerlos en casa. Aunque a algunos les parece ser drástico no tener televisor ni juegos de video en casa, muchas familias viven bien sin ellos. Su servidor se crió sin televisor en casa.
* Aplazar su uso con los niños – La investigación ha revelado que por más pequeño que sean los niños al ser introducidos a los juegos, más tienden a ser dominados por ellos.
* Limitar su uso – Si los juegos van a estar en casa, tienen que ser estrictamente controlados, usados minutos y no horas. Si los niños se quejan de los límites impuestos por los padres, entonces los juegos deben ser quitados completamente por algún tiempo. Debemos controlar a nuestros hijos y no dejar que ellos nos controlen a nosotros.
Para cajetín–
¿Qué hacer cuando ya hay serios problemas?
* Tener una reunión familiar para hablar del problema y del hecho que tendrán que haber cambios drásticos para el bienestar de todos.
* Haga una regla estricta que los juegos solamente pueden ser usados en ciertas horas del día y solamente por algunos (quizás 30-45) minutos y que si se usan más, o en otras horas, serán quitados completamente.
* Si los hijos no aceptan las reglas o si se quejan de ellas, que los juegos sean quitados por algún tiempo (una semana, un mes) o para siempre.
* Si después de imponer reglas en cuanto a los juegos de video y de computadora, siguen siendo fuente de problemas y conflicto, ¡que los boten! Mejor entrar en cielo sin juegos de video que pasar la eternidad en el infierno con ellos.
* Llenar la vida de nuestros hijos con actividades sanas: el servicio a otros, el tiempo con cristianos, los libros, la música, los deportes, viajes al parque o al campo. Si usted ha sido haragán, dejando que sus hijos jueguen con los videos para no tener que preocuparse por ellos, pida perdón a Dios y a ellos y dedíquese a ayudarles a encontrar cosas sanas para llenar sus vidas. Dios y otros cristianos le pueden ayudar.
Satanás quiere matar a nuestros hijos y a nosotros mismos. No le demos las armas que necesita para lograr este objetivo. Dios nos ayudará en la batalla si aceptamos las armas que nos da para defendernos (Ef. 6:10-18).