Comentarios sobre una nota de Costa Rica
De «Creced» 2/2007
Un hermano de Costa Rica, Enrique Acuña Lizano, me envió la siguiente nota la cual he abreviado un poco.
Un día un joven taxista me habló de como su vida había cambiado desde que visitó la fraternidad de los hombres de negocios. Me invitó a que fuera, yo fui y me recibieron con mucha amabilidad. Tenían una cena y fui la persona más importante de la noche. Los hombres comenzaron a dar sus testimonios como Jesús había cambiado sus vidas. Después de los testimonios, hacían círculos y oraban unos por otros y terminó la reunión. Es cierto que este grupo no predica un plan de salvación como manda la Biblia y que están extraviados y que no tienen al Padre y al Hijo (2 Juan 9). Pero vi algo bueno. Era la preocupación de algunos de ellos cuando no llegaban a sus reuniones. Los llaman por teléfono. Oraban unos por otros y dan la ayuda al necesitado, cosas que algunas iglesia de Cristo se han olvidado. ¿Cuándo vamos a llamar al hermano que tiene días de no ir a la iglesia? ¿Cuándo vamos a orar unos por otros por nuestras necesidades? ¿Cuándo vamos a confesar nuestros pecados a nuestros hermanos sabiendo que no vamos a ser señalados sino ayudados a dejar tal pecado? Y ¿Cuando seremos como nuestro Señor Jesucristo cuando perdonó a la mujer que iba ser apedreada por los que la acusaban?
Comentario
Sin duda el hermano ha visto a congregaciones tibias cuyas actividades podrían ser resumidas así…
Unos hermanos se reúnen el domingo, se saludan tibiamente, cantan unos pocos himnos tradicionales, orán y participan de la cena y ofrenda, oyen un mensaje largo y complicado el cual es dado con poco entusiasmo, se despiden rápidamente y se van. Pero todos se sienten justificados porque han cumplido con “los cinco actos de adoración” y así se consuelan en sus mentes porque son de “la iglesia verdadera.” Luego se reúnen el próximo domingo para repetir la misma rutina tibia. También habría visto a “líderes” orgullosos y sospechosos que tienen discusiones desagradables unos con otros para “proteger su territorio” y su sueldo. Critican con sarcasmo a los amigos evangélicos como los mencionados en la nota.
Después de ver el cuadro desalentador descrito arriba, muchos ven a amigos en grupos evangélicos que aunque no comprendan el propósito bíblico del bautismo ni la importancia de la autoridad bíblica, son llenos de amor, compasión y fuego espiritual. Hablan de corazón de su amor para con Cristo y sus hermanos. Humildemente confiesan sus faltas y dedican horas en la semana para orar y servir a sus hermanos. El hermano Acuña cita con razón 2 Juan 9 que enseña que el que no persevera en la doctrina de Cristo no tiene a Dios. Por tanto, aunque oremos que Dios extienda Su misericordia a ellos y que aprendan más correctamente el camino del Señor (2 Crónicas 30:18,19), no podemos decir que nuestros amigos que pasan por alto las enseñanzas claras de Dios estén bien ni que sean nuestros hermanos.
Pero también debemos recordar textos como los siguientes:
* 1 Corintios 13:1-3 – ¡Cualquier obra sin amor no vale nada! El bautismo bíblico, los actos correctos de adoración, la organización correcta, etcétera no valen ni un bledo si no aprendemos la pobreza de espíritu y el amor fraternal no fingido.
* 1 Juan 4:7,8 – “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios porque Dios es amor.”
¿Es mejor practicar el bautismo correcto sin aprender el amor hacia el prójimo? O, ¿es mejor aprender el amor hacia el prójimo sin haber entendido el bautismo correcto?
¿Cuál es el problema?
1. Un enfoque en un solo aspecto del servicio. Algunos dan énfasis al amor. Otros a la autoridad bíblica. Pero, ¿por qué no podemos dar énfasis a las dos cosas a la vez? La misma Biblia que manda el cuidado con la autoridad de las escrituras (2 Juan 9, Col. 3:17; 1 Pedro 4:11, etc.) manda que seamos misericordiosos, amorosos y llenos de buenas obras de servicio
(Col. 3:12-14; Santiago 1:27; Efesios 2:10, etc.) Gracias a Dios un buen número de iglesias del Señor han aprendido esta verdad y son a la vez amorosas y cuidadosas con las escrituras.
2. La conversión a un sistema y no a Cristo – Los evangélicos que pasan por alto las enseñanzas claras de Cristo en cuanto al propósito del bautismo y otros temas, han sido “convertidos” a las buenas cualidades de su grupo. Les gusta su amor, servicio y obras, pero no quieren hacer caso a lo que dice Cristo en cuanto a cómo recibir Su gracia (Marcos 16:16; Hechos 2:38; 22:16; 1 Pedro 3:21, etc.).
Otros se convierten al “sistema” que enseña que el bautismo es para perdón de pecados, que se deba tomar la cena todos los domingos, adorar sin instrumentos, etc. Pero nunca llegan a dar importancia a las enseñanzas de Cristo en cuanto a la pobreza del espíritu y la entrega completa al servicio a Dios y a otros. Son de la “Iglesia, Iglesia de Cristo” pero no son de Cristo.
Soluciones
(1) La oración. Debemos orar continuamente que Dios nos ayude a restaurar no solamente los actos externos de adoración autorizadas por Cristo, sino también el espíritu de pobreza, humildad y servicio que caracterizaba a muchos de los cristianos del primer siglo. Debemos orar por otros y dejar que sepan que oramos por ellos.
(2) El arrepentimiento. Debemos pedir perdón de Dios si hemos dejado que nuestro cristianismo haya sido caracterizado solamente por reunirse una vez la semana sin demostrar el intenso amor no fingido que también manda.
(3) Infundir el amor en los que están alrededor de nosotros.
* Los saludos cariñosos – Romanos 16:16. Los saludos tibios apagan el entusiasmo al comenzar los servicios. Tomemos la mano con fervor al saludar unos a los otros. Que haya abrazos con ósculos santos.
* Servicio alegre y humilde – Llamemos a los enfermos y desanimados. Hagamos listas de personas que podemos llamar.
* Cantar y adorar con entusiasmo. Digamos “amen” con entusiasmo al terminar las oraciones. Escuchemos con interés a las predicaciones.
* Saludemos amorosamente a las visitas. Invitémosles a las casas o a comer “tacos,” “pupusas”, “empanadas” o cualquier cosa. Invitémosles a leer la Biblia con nosotros. Las visitas deben ser las personas más importantes en las reuniones.
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