LA CRISIS DEL AUTO ODIO ENTRE LOS JÓVENES
Dos citas muy tristes de dos jóvenes:
- “Estoy cansado de ser quién soy – asqueroso, estúpido y sin valor.”
- “Honestamente, la única cosa que me detiene de terminar con mi miseria es el hecho de que alguien tendría que preocuparse por mi cuerpo. Mis padres tienen mejores cosas que hacer con su dinero que el enterrar a una hija que no tiene valor. No merezco ni el tiempo ni el esfuerzo. Me quedo viva para no ser una inconveniencia a otros con mi muerte. Pero, por otro lado mi existencia es una inconveniencia a todos los que amo.”
Así piensan muchos jóvenes hoy. No piensan tener valor porque no tienen las cosas que según el mundo les dan valor: el dinero, cuerpos bonitos, la inteligencia o la popularidad. Al no tener estas cosas, piensan ser inútiles.
No debemos de sorprendernos que en el mundo que rechaza a Dios, hay tanta desesperación entre los jóvenes que tienen sentimientos de falta de valor. Las soluciones del mundo no funcionan: las campañas de autoestima, las teorías de la psicología, las campañas políticas, etcétera. Si el hombre piensa ser nada más que una bestia gobernada solamente por su instinto, no va a reconocer el gran valor que tiene delante de Dios.
La única solución a la desesperación de la juventud es rechazar el concepto materialista que está inundando nuestro mundo para buscar a nuestro Creador. Él es el único que nos da valor, no porque seamos bien parecidos, ricos o populares sino porque nos ha creado a su imagen (Génesis 1:27). Si le aceptamos a él como Padre y a Jesucristo como hermano mayor al arrepentirnos y al bautizarnos para perdón de pecados (Hechos 2:38), comenzamos a reconocer nuestro valor. Al aprender a transformarnos para ser como Cristo, a servir a otros sin preocuparnos tanto por nosotros mismos, al llegar a ser parte de una familia espiritual que nos ama a pesar de nuestros defectos, nuestro valor llega a ser evidente.
Como dijo Pedro en 1 Pedro 2:9, “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable.”
¿Tenemos valor en Cristo? “¡Somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios!” Encontramos valor al “proclamar las obras maravillosas de Dios.”
No bebamos el veneno del mundo, la mentira que dice que tenemos valor solamente si somos ricos, bonitos o populares. No busquemos los remedios del mundo, sino busquemos el valor en Jesucristo, aceptando quiénes somos – no bestias gobernadas solamente por instintos, sino hijos amados del Creador del universo.