¡Oyó su lengua!
De Creced 12/04
Cuando yo era niño, mi familia vivió en Nigeria, África. Aprendimos frases en varias lenguas africanas.
Hace unas semanas, mis padres visitaron una congregación donde encontraron a a una familia cristiana de Nigeria de la tribu Efik. La madre anciana de la hermana había acabado de llegar de Nigeria y no hablaba nada de inglés. Se paraba de lejos observando a todos, sin entender nada. Es probable que se hubiera sentido «excluida» al no comprender las conversaciones.
Mi mamá se acercó a la hija de la anciana hablándole en inglés de algunas de sus experiencias en Nigeria. Dijo a la hija, «me acuerdo solamente de algunas frases en la lengua Efik. Por ejemplo, ‘mesierrro.’» (buenos días) Al repetir mi mamá esta frase, los ojos de la madre anciana que estaba observando de lejos, se abrieron de sorpresa y alegría y repitió la frase «mesierro.» Se acercó a mi madre y tomó su mano con alegría.. En medio de la confusión y «blah blah» del inglés había oído su lengua.
Jesús habló de los individuos de buena tierra, los que tienen corazón bueno y recto (Lucas 8:15). En medio de un mundo con lenguaje carnal y materialista, ellos responden al oír su lengua, el evangelio de Cristo. Lidia (Hechos 16:14,15) era de este grupo, también el carcelero (Hechos 16:33), el eunuco (Hechos 8:37) , etc.
Los que tienen corazones materialistas y carnales no tienen interés en la lengua celestial del evangelio. Se sienten aburridos y distraídos cuando se habla de la Biblia. Pero los que tienen corazón bueno y recto se entusiasman y prestan mucha atención al oír la lengua celestial de las escrituras. ¿Cómo responde usted a la lengua celestial?
Hablemos el lenguaje celestial al predicar el evangelio.
Muchas iglesias no están contentas con los números que consiguen al predicar el lenguaje celestial de la salvación y la vida eterna. Por tanto, tratan de crecer en número al hablar otro lenguaje: el de recreo, fiestas, equipos deportivos, es decir «el evangelio social.» Aunque crezcan mucho en número, los individuos que ganan con sus atracciones sociales, no son de buena tierra. Llenan la iglesia con sus actitudes mundanas y su compromiso.
No cedamos a la tentación de hablar otro lenguaje aparte del evangelio de Cristo para ganar almas para Cristo. El lenguaje celestial, o sea, el evangelio, atraerá a todos los que en verdad quieren ser ovejas del pastor.