Observando una controversia desde lejos

Observando una controversia desde lejos

Observando una controversia desde lejos

De «Creced» 4/2008

Hay una polémica bastante aguda entre varias iglesias de Cristo “de la corriente principal” en los Estados Unidas la cual ha afectado a algunas congregaciones de habla hispana en la ciudad de Nueva York y quizás en otros lugares. Ya que no me considero ser “de la corriente principal” sino un discípulo independiente de Cristo, la controversia no me afecta a mi en forma personal, pero trata de temas importantes y afecta a hermanos que amo.

Los dos grupos en la controversia

(1) Los “progresistas” – Muchos están asociados con Abilene Christian University (la universidad cristiana de Abilene), Pepperdine University (la universidad cristiana de Pepperdine) Leafwood Publications (casa de publicación de Leafwood), New Wineskins Magazine (la revista odres nuevos) y en Latinoamérica con el Instituto Baxter en Tegucigalpa, Honduras.

Algunos progresistas tienen la razón al señalar cabalmente algunos abusos sectarios de los hermanos tradicionalistas de la corriente principal. Por ejemplo, el profesor cristiano Richard Hughes, dijo lo siguiente en cuanto a la controversia entre hermanos que promovieron que las iglesias sostuvieran los institutos de la alianza y los que se opusieron a tales prácticas.

Aunque las iglesias del Cristo de
la corriente principal una vez tras
otra caracterizaba a aquellos que se
opusieron al institucionalismo como
infieles al patrimonio, fue la corriente
principal y no los disidentes que se
había alejado de sus raíces del siglo
XIX. ( “Reviving the Ancient Faith,”
página 14)

Estoy de acuerdo, aunque creo que las raíces importantes son las del primer siglo y no las del XIX.

Otro profesor progresista, C. Leonard Allen, dijo lo siguiente en cuanto al alejamiento de principios espirituales que es evidente cuando las iglesias dan énfasis al recreo como parte de sus responsabilidades:

Vemos evidencia del secularismo
cuando oímos a líderes en la iglesia
defender seriamente la construcción
de facilidades para el ejercicio y
canchas de básquetbol como si
fueran absolutamente esencial para
evangelizar. (“The Secular Church” [la
Iglesia Secular])

¡Amen!

Aunque los progresistas están correctos al desechar al menos en parte el secularismo, el sectarismo y la falta de énfasis en la misericordia de los tradicionalistas, rechazan el concepto de pedir mandato, ejemplo aprobado o inferencia necesaria para autorizar nuestra adoración y servicio. Así tiran lo bueno (cuidado con la autoridad bíblica) junto con lo malo (el sectarismo y el secularismo). Por tanto, muchos progresistas defienden la música instrumental, el aplauso y otros estilos de adoración que vienen del mundo del espectáculo. También promueven que las mujeres prediquen desde el púlpito (a pesar de textos como 1 Timoteo 2:11,12) y en otras formas se comprometen con las modas del sectarismo.

(2) Los tradicionalistas en la “corriente principal,” aunque muy sectarios (tienen la iglesia como si fuera un conjunto de congregaciones con algunos 3,000,000 de miembros que tiene sus instituciones aceptadas), señalan correctamente algunos errores de los progresistas. Al rechazar éstos la idea de interpretar la Biblia con el sentido común (por ejemplo, el buscar mandato, ejemplo aprobado o inferencia necesaria), solamente quedan con la conjetura subjetiva para tratar de discernir entre la adoración aceptable y la no aceptable (Heb.11:4). Así, a pesar de sus buenos motivos, los progresistas han abierto la puerta para todo tipo de idea rara y apostasía y los tradicionalistas están correctos al señalar este peligro. Los tradicionalistas promueven sus ideas en una revista llamada “Spiritual Sword” (La espada espiritual) y otras más. Son apoyados por varias escuelas para predicadores como el “Memphis
School of Preaching” (la escuela de predicación de Memphis).

Un principio bíblico

El principio que los dos lados pasan por alto es que para servir a Cristo es necesario dar énfasis al cuidado con la autoridad de las escrituras (para evitar el compromiso) y a la misericordia de Dios (para evitar el sectarismo) a la misma vez. O sea, bíblicamente la misericordia y el cuidado no son enemigos, sino compañeros. Los progresistas parecen pensar que si vamos a dar énfasis a la gracia de Dios y evitar las disputas sectarias y carnales, entonces tenemos que
quitar importancia del uso del sentido común al interpretar las escrituras. Los tradicionalistas parecen pensar que el dar énfasis a la gracia y al servicio no sectario nos llevará inevitablemente al liberalismo sin convicciones. Por tanto, toman refugio en sus tradiciones e institutos. Les cuesta tener la iglesia sencillamente como individuos salvos conocidos solamente por Dios (Heb. 12:23).

El Nuevo Testamento nos manda a hacer todo en el nombre de Jesús, no ir más allá de la doctrina de Cristo y a corregir a otros con espíritu de mansedumbre (Colosenses 3:17; 2da Juan 9, Gálatas 6:1). Pero también nos enseña a ser misericordiosos, sostener a los débiles y dejar el juicio final en manos de Dios (Mateo 5:7; 1 Tesalonicenses 5:14; 1 Corintios 4:5). Jesús tenía mucha paciencia con los discípulos a pesar de sus muchas faltas y dio iglesias con serios problemas tiempo para arrepentirse (1 Corintios, Apocalipsis 2,3, etc.)

¡Combinemos el cuidado con la autoridad de Dios con la gracia y la misericordia! Insistamos en tener libro, capítulo y versículo para autorizar nuestras prácticas y a la vez pidamos la misericordia para aquellos que buscan a Dios, pero todavía no han llegado a entender todas las verdades que El nos ha revelado (2da Crónicas 30:18-20). Con este espíritu, evitaremos el orgullo y el sectarismo de los tradicionalistas y el compromiso de los progresistas. ¡Seremos discípulos independientes y no sectarios, como los buenos del primer siglo!

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