
CUIDADO CON LA PALABRA “MILAGRO”

La palabra “milagro” ha de ser a la vez una de las más sobre utilizadas y las menos entendidas. Hoy en día, se emplea mucho la palabra “milagro” en forma ligera.
- Si alguien se mejora de un resfriado o dolor de la espalda, dicen que es un “milagro.”
- Cualquier tipo de sanidad se describe como “milagrosa.”
- Cualquier acontecimiento fuera de lo ordinario se llama un “milagro.”
Aun cristianos maduros caen en la trampa de emplear la palabra “milagro” en forma excesiva.
Los verdaderos milagros eran así…
En la biblia, los milagros no eran acontecimientos rutinarios, sino grandes señales que rompieron las leyes de la naturaleza y sirvieron para confirmar la nueva revelación de Dios (Marcos 16:20). Aparte de la vida de Cristo, no ocurrieron a menudo sino durante pocas etapas de nueva revelación. Tenemos un buen ejemplo de las cualidades de un verdaderos milagro en la curación del hombre cojo de nacimiento en Hechos 3,4. Notemos varias características de este verdadero milagro:
- Defectos visibles – El hombre había sido cojo desde nacimiento (Hechos 3:2). Sus piernas habrían sido atrofiadas, visiblemente afectadas por los años de desuso.
- Sanidades visibles – Puesto que el defecto era visible, la sanidad también habría sido visible.
- Instantáneos – “Al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza…” (Hechos 23:7).
- Completos – “Y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios” (Hechos 3:9). No tuvo que rehabilitarse. No salió cojeando y dentro de algunos días se encontraba algo mejor. ¡Instantáneamente se encontró completamente sano!
- Efectuados en personas bien conocidas –Después del milagro los habitantes de Jerusalén, “reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, apedir limosna, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le había sucedido (Hechos 3:10).
- Innegables – Aun los enemigos más amargos de los discípulos no pudieron negar el milagro. Dijeron, “¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro notable ha sido realizado por medio de ellos es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo” (Hechos 3:16).
- Muchos testigos – Miles le habrían visto al lisiado antes del milagro, visiblemente deshabilitado, y luego le habrían visto sano, con piernas normales.
Lo maravilloso no es necesariamente milagroso
Dios obra poderosamente por medio de la palabra de verdad: salva almas, transforma vidas, nos prepara para el cielo, nos da fuerza y ánimo en nuestros sufrimientos que nos ayudan a ser sanados. A través de la naturaleza que ha puesto en orden, Dios obra maravillas más allá de nuestra imaginación – los partos, la sanidad de nuestros cuerpos por medio de anticuerpos que ha puesto en nosotros, las maravillas producidas por los cerebros diseñados por Dios, etcétera. Pero estas obras asombrosas de Dios se llevan a cabo a través de su palabra, de su diseño y su creación. No son señales milagrosas según la definición del término.
El peligro de usar la palabra “milagro” en forma excesiva
Si usamos la palabra “milagro” para describir lo que bíblicamente no es una señal milagrosa, el resultado puede ser el abaratar los verdaderos milagros de Jesús y los apóstoles. Si la empleamos para describir cosas que pasan aun entre los inconversos, por ejemplo, la sanación de un catarro o aun para referirnos a algo más impresionante como la reducción de un tumor, entonces devaluamos los verdaderos milagros a los ojos de los incrédulos. Cuando éstos nos preguntan, “¿por qué crees en Jesús?” y respondimos, “sus milagros,” van a pensar, “un milagro no es algo tan extraordinario ya que todos afirman verlos hoy.” Así con nuestro uso excesivo de la palabra “milagro,” habremos desvalorizado los verdaderos de Jesús.
Es de suma importancia que tengamos discreción con la palabra “milagro” y que no la usemos en forma excesiva.