EL CONCEPTO «CLERO, LAICO»

EL CONCEPTO «CLERO, LAICO»

¿Hay dos clases de cristianos? ¿Los predicadores y los demás?

De «Creced» 10/91

Hace siglos que el mundo religioso tiene el concepto que hay dos clases de cristianos: el clero (los líderes religiosos) y el laico (la gente común). Según este concepto, el clero tiene privilegios especiales y supervisa al laico en asuntos espirituales.

Lamentablemente este concepto de distinción entre «el clero» y «el laico» ha contaminado a muchos en la iglesia del Señor. Han llegado a tener al «Predicador» como los sectarios a sus «pastores» y curas. Se oyen los siguientes términos en la iglesia al referirse a los predicadores.
* «El encargado de la obra»
* «El que está frente a la obra»
* «El líder».
* «El Delegado Nacional»
* «El Misionero
También se oyen de privilegios especiales para «predicadores» que se conceden en algunas iglesias.

ABUSOS QUE A VECES PROVIENEN DEL ELEVAR
DEMASIADO AL «PREDICADOR»

(1) Muchos miembros no trabajan ya que dicen que el trabajo pertenece al predicador. Entonces la iglesia no crece.

(2) Los predicadores llegan a enseñorearse sobre la grey. En algunos lugares los predicadores llegan a ser tan engreídos que exigen que todos sigan sus declaraciones aun en asuntos de opinión y juicio personal. A los que no estén de acuerdo se les tilda de «rebeldes» y les «disciplinan». (Es decir, les votan de la iglesia.).

(3) Los predicadores llegan a formar «camarillas» las cuales obran como partidos políticos, manipulando y controlando a las iglesias según su voluntad.

(4) Algunos predicadores comienzan a usar las palabras «ministro», «predicador» o «evangelista» y aun «misionero» como si fueran títulos para elevarse uno sobre los demás. Emplean letras mayúsculas, diciendo, soy «El Predicador» o «El Misionero», etc.. Así violan los mandamientos en cuanto a la humildad y los títulos (Mateo 23).

EL CONCEPTO BÍBLICO

Por supuesto es bíblico que hayan evangelistas y maestros (Efesios 4:11) que dediquen su tiempo al establecimiento de iglesias y la enseñanza de los hermanos. Pero es esencial que desarrollen sus labores sin establecer un sistema clero laico.

Es bíblico que (1) hagan la mayor parte de la enseñanza en una iglesia si así puede haber más edificación (I Cor. 14:26), (2) reciban sostenimiento económico por predicar (I Cor. 9:9-14), (3) prediquen largo tiempo en un solo lugar (Hechos 18:11) y (4) ganen influencia a través de un buen testimonio en la vida.
Lo que no es bíblico es exaltarse un predicador sobre los demás cristianos como si fuera una clase especial y cometer los otros abusos mencionadas arriba.

PREGUNTAS

(1) ¿En el Nuevo Testamento algunos recibieron salario para dedicarse a la predicación? ¿Esto les hizo distinto entre los demás cristianos?

Contestación: Sí, algunos recibieron sostenimiento económico (I Cor. 9:14; Fil. 4:14-16) pero el recibir dinero no les elevó ni nos eleva a un nivel más alto en la iglesia local ni quita responsabilidad de los demás miembros.
Ilustración: A un cristiano que sea carpintero puede pagarsele para hacer arreglos del local, pero ni el pago ni el trabajo hecho hace al hermano un cristiano «más elevado» que los demás. De igual forma la paga al predicador no le hace un cristiano «más elevado».

(2) ¿No tienen algunos más habilidad que otros para predicar? Por lo tanto, ¿no deben ellos predicar más que otros?

Contestación: En cualquier forma de servicio, hay quiénes tienen talentos, algunos para dirigir himnos y otros para hacer arreglos al local, etc. Si algunos tienen talentos especiales en cuanto a ciertos servicios, por supuesto la iglesia puede y debe aprovechar esos talentos.

Así es con aquellos que tienen talento para predicar. Si cierto hermano lo hace mejor que otros la iglesia puede pedirle que predique más desde el púlpito.

Pero, el hecho de que uno predica bien, no le da ciertos privilegios como cristiano, ni le pone en una clase distinta de los demás, como el poder dirigir bien los himnos, el ser buen carpintero, etc. no le da al director de himnos ni al carpintero privilegios especiales.

(3) Si un predicador es más maduro y sabio en las escrituras que otros, y no hay ancianos, ¿no debe tener más influencia que los bebés en Cristo?

Contestación: Por supuesto que sí. Es natural que el hermano con más experiencia tenga más influencia. Pero el hablar de influencia y respeto ganado y el hablar de autoridad automáticamente concedida al ser «nombrado predicador» es dos cosas distintas.

Muchas veces los hermanos con más experiencia en algunas iglesias locales no son los predicadores. Por ejemplo, cuando yo tenía 19 años, recibí salario por ser predicador en una iglesia norteamericana. Hubo otros hermanos en la iglesia más sabios que yo y por supuesto ellos tenían más influencia en las decisiones de la iglesia.

En muchas iglesias, puede ser que algún hermano tenga influencia por medio de su experiencia y sabiduría y no hay nada malo en esto. Pero la influencia del predicador debe ser algo ganado por una buena vida y no algo concedido automáticamente por haber sido nombrado a un puesto llamado «el predicador».

(4) ¿Los predicadores tienen autoridad para organizar la iglesia local y nombrar ancianos ya que Pablo dio estas responsabilidades a Timoteo y Tito?

Contestación: Pablo conocía bien a Timoteo y a Tito y sabía que ellos habían ganado bastante influencia para cumplir con las tareas designadas. No creo que todo hombre que se nombre «evangelista» tenga esta influencia y madurez.

No creo que fue la intención de Pablo que todas las tareas dadas a Timoteo y Tito fueran para todos los predicadores. Muchos (como su servidor al tener sus 19 años) no son cualificados para hacerlo. Tomar estas autoridades dadas por un hombre inspirado (Pablo) a dos hombres específicos (Timoteo y Tito) para dos lugares específicos (Éfeso y Creta) a autorizar que cualquier que sea conocido como evangelista nombre ancianos, organice la iglesia, etc. en cualquier lugar es cuestionable.

La obra del Señor va a avanzar solamente si nos apegamos a la palabra de Dios y evitamos la contaminación sectaria. El sistema «clero laico» es de los hombres e impide la obra del Señor. Que predicamos y enseñamos sin elevar algunos sobre otros.

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