Un problema no tan serio

Un problema no tan serio

 

De «Creced» 4/2009

El domingo pasado entré en el local de la congregación de Alto Manhattan y vi agua entrando por el techo. Al principio pensé, «¡No! ¡Otro problema más con este viejo edificio! ¡Los hermanos no tienen el dinero para arreglarlo!» Pero casi inmediatamente, recordé algo que me quitó la preocupación. Los hermanos han hecho arreglos para vender el local por un buen precio a un inversionista «tal como es.» Este piensa tumbar el viejo edificio para poner un negocio allí. Entonces, la iglesia espera conseguir algo mejor en otro barrio que no sea tan caro. ¡En pocos meses dejaremos el viejo local con todos sus problemas y no tendremos que preocuparnos más por arreglos costosos a él! Me sentí aliviado.

Entonces, comencé a pensar, «¿No es así con todos nuestros problemas que tienen que ver con este mundo?» A veces al pensar en las enfermedades, los problemas económicos y los problemas con nuestras familias nos alertamos y comenzamos a deprimirnos. Pero Dios nos ha prometido que va a comprar nuestras casas (nuestros cuerpos físicos) y darnos algo mucho mejor. Cuando nos damos cuenta de lo que es la eternidad, podemos aceptar que dentro de muy poco tiempo, dejaremos todo esto. «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.» (2 Cor. 4:17)

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