¿LA FE ES DON DE DIOS?
Según una teoría llamada calvinismo, la fe es un don de Dios que Él infunde milagrosamente en algunos pocos. Los que creen en la teoría citan Efesios 2:8,9, “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe.”
¿La fe es un don? En cierto sentido, sí. “Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto” (Santiago 1:17). Por supuesto esto incluye la fe.
Pero, Efesios 2:8,9 no enseña que es un don en el “sentido calvinista.” Note la gramática de Efesios 2. Dice Pablo, “esto (neutro) no de vosotros, sino que es don de Dios.” No dice, “ésta” (femenina, fe) “no de vosotros. . .” Pablo no se refiere aquí a la fe, palabra femenina, como un don, aunque en cierto sentido lo es, sino al proceso de salvar al hombre por la muerte de Cristo.
¿El don irresistible de fe?
El error de la teoría del calvinismo es la enseñanza que la fe es un don irresistible. O sea, Dios antes de la fundación del mundo predestinó en forma individual a ciertas personas para ser salvadas y otras para perderse y que no hay nada que ningún individuo pueda hacer para cambiar este destino ya predeterminado. La Biblia enseña la predestinación colectiva (de un grupo, la iglesia) y no la individual que quita el libre albedrío del hombre.
Según el calvinismo (y tiene muchas variaciones), Dios llama a los ya predestinados para ser salvos por medio de la operación directa del Espíritu Santo. Entonces, milagrosamente infunde la fe en ellos y no pueden resistir el proceso. Se llama esta doctrina “la gracia irresistible.”
Dicen los calvinistas que si el hombre tuviera cualquier obligación para aceptar la gracia de Dios, eso negaría el concepto de salvación por gracia.
El don para los que aceptan la invitación en la palabra
La Biblia enseña que la fe es un don de Dios que viene a nosotros, no milagrosamente, sino por medio de la palabra de Cristo. Romanos 10:17 dice, “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.”
Puesto que la fe viene por el oír la palabra de Dios, el evangelio, las buenas nuevas de la palabra es “poder de salvación para todo el que cree” (Romanos 1:16). Es otro problema del calvinismo. No toma en cuenta la importancia del evangelio. Tampoco toma en cuenta que, según Jesús en la parábola del sembrador, la palabra es la semilla (Lucas 8:11) que germina en los corazones de los que Jesús describe como buena tierra, o sea los que tienen corazón recto y bueno (Lucas 8:15).
Es en la palabra de Dios que todos pueden investigar la evidencia que apoya la resurrección de Cristo y aceptarla o rechazarla. Es en la palabra de Dios que aparece la invitación a todos a venir al manantial de Cristo – “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida” (Apoc. 22:17).
Gracias a Dios por el don de la fe, y sí es un don. Pero viene a nosotros no milagrosamente, no irresistiblemente, sino a través de la espada del Espíritu (Ef. 6:17), la palabra de Dios.